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Quizás esa fue la caminata a casa más incómoda en toda la vida de ambos chicos

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Quizás esa fue la caminata a casa más incómoda en toda la vida de ambos chicos. Iban en silencio, con las miradas al frente y los labios apretados. YeonJun llevaba las manos en los bolsillos de su sudadera con la cabeza llena de pensamientos.

¿Ese era el plan de SooBin desde un principio? ¿invitarlos a comer yogurt de helado para luego irse con YoonGi? de todas formas, ¿él sabía que trabajaba ahí?

— Hyung...

— ¿Mm?

BeomGyu se detuvo, dejando que YeonJun caminara hasta acercarse a su lado y luego seguir caminando junto a él. Sus manos jugueteaban con el borde de su playera, mordiendo su labio nerviosamente.

— Lo que pasó el otro día...

— No importa —interrumpió— sólo fue un accidente.

— Sí... —agachó la cabeza— sólo... fue un accidente.

Silencio.

Uno muy incómodo.

Demasiado.

— No sabía que trabajabas ahí. De hecho, no sabía que Hueningkai tuviese un local familiar.

— Abrieron hace poco y no tenían personal, así que me ofrecí —se encogió de hombros— es divertido, además tengo cupones gratis —rió levemente, rascando su nuca nervioso cuando YeonJun no dijo nada.

— Creí que paseabas perros.

— Ese es el trabajo de TaeHyun, pero ese día se le acumularon muchos clientes y nos pidió ayuda.

YeonJun asintió, ese chico tan tierno, tan amable, tan dulce, tan... perverso.

— De hecho, en unas horas tengo un turno en un 24/7 cerca de aquí.

— ¿Y cuándo descansas? —lo miró como si fuese un bicho raro.

BeomGyu lo pensó— Mmm... el lunes... en la madrugada.

YeonJun alzó ambas cejas. Eso quería decir que saliendo del trabajo regresaba a casa, hacía lo que podía y después iba a la escuela a las ocho para luego salir y regresar al trabajo. Eso era algo que definitivamente no soportaría.

— Que dura vida, no quisiera ser tú.

BeomGyu se rió, haciendo desaparecer sus ojos al tiempo que sus dientes se dejaban ver y un rubor se pintaba en sus mejillas. YeonJun lo miró reír, la manera en que agachaba la cabeza, tapaba su boca con una mano mientras que la otra peinaba su cabello. Era lindo, BeomGyu en verdad era lindo.

Y perverso.

Aquí vivo —se detuvo frente a una pequeña casa de un piso de paredes blancas desgastadas y un jardín delantero con un par de pequeñas flores.

— Bien —miró la casa, era demasiado diferente a la suya. Paredes sucias y casi sin pintura, ventanas pequeñas, el pasto apenas creciendo— adiós.

Siguió caminando hasta que la voz de BeomGyu lo interrumpió. Se giró para mirarlo.

— Gracias por... acompañarme —agachó la mirada, rascando su nuca nervioso.

— No fue nada —volvió a retomar su camino.

— ¡Ten un buen día!

Aceleró.

Como siempre.

BeomGyu escuchó las puertas automáticas cerrarse, dejando ir al último cliente de esa noche

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BeomGyu escuchó las puertas automáticas cerrarse, dejando ir al último cliente de esa noche. Recargó su codo en la caja y su barbilla en su mano, sentía sus ojos muy pesados, no podía mantenerlos abiertos por mucho tiempo. En verdad estaba cansado, ese día había sido muy largo.

Miró el 24/7 vacío, el único sonido eran el de los refrigeradores transparentes funcionar. Cruzó sus brazos sobre la caja, cerrando los ojos unos momentos, pero el sonido de la puerta dejando entrar a otro cliente lo hizo quejarse, se levantó agotado, viendo a un tipo de gorra y cubre bocas mirar por el lugar.

— Buenas noches.

— Buenos días —respondió el otro.

— ¿YeonJun-hyung? ¿mmh? ¿ya es de día? —talló sus ojos, ahogando un bostezo. Miró su reloj y sí, en unos minutos amanecía.

— Sí, como sea. Sólo vine por algo —caminó por los pasillos, mirando los productos hasta llegar a uno de los refrigeradores.

BeomGyu lo miró, o trató, ya que el sueño comenzaba a ganarle. Estaba por dormirse hasta que algo dejándose en la caja lo levantó de golpe, miro a YeonJun y luego al vaso de café. Escribió el código en la computadora.

— 500... —bostezo— wons.

YeonJun los pagó, mirando los movimientos de BeomGyu.

— Buen día, BeomGyu-oppa —una chica saludo alegre— te ves cansado.

— Buen día Hye y sí... lo estoy.

YeonJun seguía ahí.

— Ya puedes irte, oppa. Es mi turno.

BeomGyu asintió, rodeando la caja y saliendo del local, despidiéndose de la chica. Escuchó los pasos de alguien detrás suyo, pero estaba tan cansado que decidió ignorarlo, incluso casi tropezaba si no fuera por los brazos de alguien más.

— Debes tener más cuidado.

— Gracias hyung... —miró la mano sosteniendo su brazo— puedo caminar solo —le sonrió cansado.

— No te soltaré hasta llegar a tu casa.

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Sweetie [◇] YeonGyu. Where stories live. Discover now