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— ¡Voy! —gritó desde su habitación, tallando sus ojos adormilados con su puño

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— ¡Voy! —gritó desde su habitación, tallando sus ojos adormilados con su puño. Los golpes en la puerta siguieron resonando por toda la casa haciéndose cada vez más fuertes— ¡qué ya voy, carajo!

Abrió de golpe, observando a la persona del otro lado con el ceño demasiado fruncido, pero al notar aquella cabellera rubia su expresión se relajó. BeomGyu estaba parado en su puerta con la respiración agitada, mirándole con ojos grandes. Se hizo a un lado para dejarlo pasar, cerrando la puerta detrás de él.

— ¿Qué? —aclaró la garganta al escuchar su voz ronca y con un deje de molestia— tiene que ser importante para despertarme tan temprano un sábado.

Lo cierto es que se había despertado ya hace un muy buen rato, pero tampoco había querido salir de la cama después de desayunar y arreglarse.

— Hyung, van a dar las cuatro de la tarde —murmuró, observándole incrédulo— ¿de verdad seguías durmiendo?

YeonJun miró el reloj colgado en la pared unos segundos para luego volver a mirarle, comenzando a dirigirse al sofá y dejarse caer en él— Como sea, ¿a qué viniste?

BeomGyu le siguió a pasos cortos y tímidos, con las manos entrelazadas tras su espalda y sus dientes atrapando su grueso labio inferior. Miró curioso las decoraciones del salón principal, todo tan distinto al interior de su casa, tan limpio y ordenado con un ligero aroma a limón.

— Gatito, ¿quién esta...? oh, ¿quién es tu amigo? —BeomGyu se giró a mirar a la mujer que hablaba con pereza asomándose por el pasillo. Usaba bata de dormir, su piel tan pálido y cabellos oscuros muy largos, sus ojos se veían cansados y las ojeras bajo ellos le hacían lucir enferma.

— Es Choi BeomGyu —contestó levantándose y acercándose a la mujer rápidamente, tomándole del brazo y dándole la vuelta con cuidado— regresa a dormir mamá, no debes levantarte.

BeomGyu observó la manera en que YeonJun le hacía regresar a alguna habitación en el pasillo, caminando a paso lento y hablándole con voz calmada y gentil. La mujer hablaba en murmullos altos y YeonJun le contestaba entre dientes como si le estuviese reclamando que no le avergonzara. Juró haber escuchado también la voz de la señora Choi decir algo sobre un gato, pero fue tan bajo que quizás pudo haberlo imaginado. Sonrió tiernamente sin dejar de mirar por donde se había ido, miró a YeonJun salir de la habitación y cerrar la puerta con cuidado de no hacer ruido para luego soltar un suspiro y regresar con él a la sala.

— Lamento eso.

— ¿Tu mamá... —lo pensó unos momentos antes de preguntar— ... está enferma?

— No, sólo cansada —explicó tranquilo, su voz haciéndose grave y ronca tras haber soltado un bostezo. Agitó su cabeza cerrando los ojos con fuerza limpiando algunas pequeñas lágrimas— anoche llegó tarde del trabajo.

BeomGyu asintió— ¿Puedo... sentarme?

— Ni sé qué haces ahí paradote.

Sonrió divertido por la respuesta, dando dos pasos al frente y sentándose a su lado. YeonJun lo miró aburrido, acomodándose en el sofá para quedar frente a frente.

— ¿Qué haces aquí?

— Mi hermano está trabajando, Kai salió con SooBin para ayudarlo con algo sobre una chica, Tae tiene una cita y Minnie-hyung salió con Yoon-hyung y su familia —encogió los hombros, mirándole cauteloso— yo estaba aburrido, pensé en venir a visitarte, ¿te molesta?

Negó, luego pareció pensarlo y acabó asintiendo lentamente— Fui tu última opción, me dueles Choi.

BeomGyu rió levemente, acercándose a su hyung un poco más hasta que sus rodillas rozaron. Estaba por hablar, pero un maullido perezoso y suave llamó su atención. Bajó la mirada y se encontró con un gato gris mirándole curioso, logró reconocerle después de unos segundos, sonriendo levemente ante el recuerdo.

— Tú... aún lo conservas —murmuró estirando el brazo hacia el gatito, observándole oler sus dedos y restregar su cabeza contra su mano— creí que lo regalarías o algo así.

— Eso iba a hacer, pero a mi mamá le gustó y no pude decirle que no. Además a Gureum le gusta tener con quien jugar.

BeomGyu asintió lento— ¿Cómo se llama?

— Bigotes.

— Es tan lindo —rió tiernamente— ¿tú mamá le nombró?

— Sí... claro... ella fue —aclaró su garganta disimuladamente.

Sintió a BeomGyu removerse del sofá y luego sus manos halar suavemente la manga de su camiseta, entonces lo miró. Aquellos pequeños ojos le miraban atentos y los labios gruesos le sonreían dulcemente, sus ojos se dirigieron hacia esos labios, relamiendo los suyos propios inconscientemente.

— Hyung —la mano agitándose frente a su rostro lo sacó de su ensimismamiento— ¿pasa algo?

Negó repetidas veces, apartándose de BeomGyu. Los ojos curiosos del rubio le observaron en silencio durante un largo rato.

— Hyung... eres mi amigo, ¿verdad? —le miró asentir lentamente— los amigos se ayudan entre ellos aun cuando se trata de algo estúpidamente loco, ¿cierto?

— Solo di lo que quieres, rubio.

Le miró sonrojarse ante el apodo y atrapar su labio inferior entre sus dientes. Bajó la cabeza inflando su mejilla derecha unos segundos y después le miró.

— ¿Podrías besarme?

— ¿Podrías besarme?

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Sweetie [◇] YeonGyu. Where stories live. Discover now