종료. | FIN.

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Qué difícil era ser novio de Choi BeomGyu

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Qué difícil era ser novio de Choi BeomGyu.

Qué difícil era ser novio de Choi BeomGyu

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YeonJun sabía que Choi BeomGyu no podía dejar de ser simplemente él. El chico siempre se paseaba por los pasillos del instituto, saludando alegremente, regalando sonrisas con mejillas rojas y ojos escondidos. Algo que había cambiado desde que comenzaron a salir dos meses atrás fue que en todos los recesos se sentaban juntos en aquella piedra bajo el árbol que solía frecuentar junto a sus amigos, incluso Hueningkai y TaeHyun se habían unido.

Otra cosa que había cambiado era que YeonJun se la pasaba mimándole con pequeñas caricias, inclusive si eran distraidas, solía tomar su mano y entrelazar sus dedos entre los suyos, sonriéndole divertido para después burlarse de sus pequeños dedos. Besaba sus mejillas, siempre tomándole desprevenido y le obligaba a sentarse entre sus piernas para así abrazar su cintura y descansar su mentón en la curvatura de su hombro. Había hábitos que nunca podrían cambiar y uno de ellos era que YeonJun seguía quejándose de lo irritablemente adorable que su novio era incluso frente a él. BeomGyu solía reírse ante sus palabras y aplastando sus mejillas besando su nariz era lo que lograba hacerle relajar su ceño fruncido.

Pero ser el novio de Choi BeomGyu no era tan fácil y YeonJun intentaba acostumbrarse a ello.

BeomGyu nunca dejó de hacer sus caminatas habituales alrededor de su colonia por si algún vecino necesitase ayuda y usualmente obligaba a YeonJun acompañarle con la excusa de que era bueno ayudar. Pura mierda, aunque YeonJun se negase excusándose con los proyectos del instituto, que su madre le había castigado o debía de alimentar a sus mascotas; BeomGyu siempre se las arreglaba para convencerlo.

Bueno, un par de besos y palabras bonitas podían incluso con el malhumor de sus mañanas. YeonJun era débil cuando se trataba de él y sus estúpidos pucheros. Juraba que era alguna clase de brujo malvado que lo hipnotizaba con sus ojos de cachorro pulgoso de la calle.

Era perverso.

En serio, de verdad trató de acostumbrarse a los paseos alrededor de varias cuadras, a cargar cajas pesadas, a verle sonreír hacia las personas, a detenerse porque BeomGyu siempre mimaba a los gatos que se encontraban en el camino, a pasear perros y de vez en cuando cuidar a la mocosa de dos años del vecino. En verdad quería ayudar a su novio en todo eso, pero no era lo suyo. Lo suyo era dormir hasta tarde, mandar a la mierda a todo mundo, a mimar únicamente a Gureum y de vez en cuando a Bigotes, a cuidar a su madre cuando llegaba cansada del trabajo (que pensándolo mejor era igual que cuidar a una niña). Lo suyo era ser un holgazán desinteresado.

En ocasiones BeomGyu iba a su casa y cuidaba a la señora Choi, les hacía de comer e incluso bañaba a Gureum por que según él estaba muy sucio. Jugaba con Bigotes y YeonJun sabía que era ridículo, pero sentía celos de ese gato: apenas BeomGyu tocaba la puerta y Gureum y Bigotes iban corriendo a rasguñar la puerta o sentarse a esperar que alguien se dignara a abrir, YeonJun rodaba los ojos cuando eso sucedía y al abrir la puerta para dejarle pasar apenas y podía abrazarlo. Bigotes se restregaba en sus piernas ronroneando mientras Gureum saltaba para que lo cargara. Comenzaba a pensar que BeomGyu quería más a esas bolas de pelo que a él.

Otra de las cosas difíciles de ser el novio de Choi BeomGyu era soportar lo increíblemente amable que seguía siendo. Admitía que sentía celos cada vez que saludaba a algún chico o ayudaba a las chicas a llevar los libros, les sonreía a las personas y siempre aceptaba los obsequios que le ofrecían. Era algo que no estaba de acuerdo, pero BeomGyu era demasiado sociable como dulce y amable: no podía obligarlo a dejar de serlo. BeomGyu era BeomGyu y siempre sería así.

Una vez SooBin le preguntó curioso qué era lo más difícil de ser el novio de Choi BeomGyu. Lo había estado pensando durante un largo rato, incluso pasó la semana y seguía sin respuesta.

— Gatito, ¿me das un besito? —le sintió removerse en el sofá y la voz empalagosa de BeomGyu le sacó de sus pensamientos. Le miró con una sonrisa ladina sintiendo su corazón latir enternecido ante las mejillas enrojecidas y aquellos ojos mirándole ilusionados. Las miles de millones y brillantes estrellas seguían en ellos.

Se inclinó sin decir nada y dejó un suave beso en sus labios, tan rápido como un pestañeo y tan lento como para saber que ese día llevaba su bálsamo favorito: el de dulces de fresas.

— Otro y ya —su voz sonó un poco chillona y le sonreía como un niño pequeño. Rió porque sabía que siempre decía lo mismo, pero nunca era suficiente, por lo que se acercó para dejar dos besos rápidos que le causaron cosquillas, haciéndole reír tiernamente— YeonJun~ ¿me das otro?

Acunó sus mejillas entre sus manos y tocó sus labios en un beso prolongado. Lento, suave, dulce: queriendo pasar el sabor de los ajenos a los suyos. BeomGyu no perdió tiempo, se levantó y rápidamente se sentó sobre sus delgadas piernas enredando sus brazos a su cuello para besarlo cómodamente. YeonJun sujetó su cintura acariciándole con cuidado sin dejar de besar sus labios. El sonido de la televisión encendida se escuchaba lejano siendo reemplazada por los latidos rápidos de su corazón.

— Hyu... —murmuró al separarse, sonriendo divertido cuando YeonJun volvió a besarle impidiendo que siguiera hablando— hyung, deje... —beso— me ha... —beso y un par de risitas por parte de ambos— hyung~

— ¿Qué pasa, bonito?

— Te quiero, gatito.

Sonrió tanto que dejó al descubierto sus dientes e hizo pequeños sus ojos— Te quiero, bestia.

BeomGyu rió sinceramente, aplastando las mejillas de su hyung logrando que sus labios se abultaran para volver a besarle.

Entonces, la pregunta de SooBin regresó a su cabeza y supo la respuesta.

Lo más difícil de ser el novio de Choi BeomGyu era sobrevivir a los ataques de corazón que su ternura lograba causarle.

Ah~ qué difícil era ser el novio de Choi BeomGyu.

–종료–
















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Sweetie [◇] YeonGyu. Where stories live. Discover now