Sweetie [◇] YeonGyu.

25

Después de aquel raro encuentro con su tío, parecía que el enojo de BeomGyu había desaparecido, pues sonreía con los chicos e incluso reía con ellos. Sin embargo, YeonJun sabía que sólo estaba ocultando algo, ahora comprendía por qué siempre estaba sonriendo: las personas le creían a una sonrisa sin darse cuenta que hay mucho más escondido detrás de ella.

Normalmente, obviaría el asunto y seguiría con su vida como si nada hubiese sucedido, le valdría tres hectáreas de mierda si se estuviera sintiendo de lo peor y no se acercaría porque no era de su incumbencia, no era su asunto, pero era BeomGyu y por algún motivo sintió la necesidad de consolarlo porque cuando alguien le importaba lo suficiente siempre veía por su bien aunque él lo negara. Era muy protector con sus amistades y bastante bueno escuchando, era alguien que disimuladamente se preocupaba por ti e intentaba hacerte sentir un poco mejor. SooBin lo sabía, YoonGi lo sabía, él lo sabía.

Por eso, no pudiendo resistirse más, lo jalo de la mano tentado a entrelazar sus dedos y lo había casi arrastrado al río Han lejos de los chicos. BeomGyu miraba sus manos, esperando que YeonJun dijera algo.

— ¿Quieres hablar de eso? —preguntó, sentándose en una banca. Negó— está bien, no te presionaré —silencio.

YeonJun miró las palomas caminar por ahí, las cuales salieron volando cuando un pequeño niño corrió entre ellas, riéndose de su acto de maldad. Su madre llegó hasta él y lo cargó en brazos, dándole una dulce sonrisa para luego llevarlo hasta un puesto de globos de colores.

— Mi historia, si es que se le puede llamar así... —murmuró. YeonJun le miró, sus ojos observaban al niño señalando un globo azul y a su madre comprándolo— ... no es la más triste, pero es mía después de todo —suspiró— en resumen: mi padre murió cuando era un niño, fue en un accidente de trabajo, el señor de la heladería fue nuestro soporte en aquellos tiempos, durante años cuando mamá no podía sola con los gastos.

YeonJun se acercó y entrelazo sus dedos lentamente, acariciando el dorso con su dedo pulgar con suavidad. Cuando BeomGyu sintió sus manos, dio un apretón, fortaleciendo la unión.

— Mamá estuvo tan deprimida, tanto que dejó de comer y sonreír... dejó de darnos cariño y comenzó a descuidarse. Se había enfermado tanto que un día simplemente nos dejó... m-me asuste tanto hyung, tanto que sin pensar le hablé a ese señor... nos culpó por no haberla cuidado como deberíamos y nos corrió de la casa que ni siquiera era suya...

YeonJun pegó la cabeza a su hombro, sin detener las caricias en el dorso de su mano, sonrió sutilmente al notar lo pequeña que se veía su mano a comparación de la suya.

— Ella siempre fue tan dulce y amable con todos, siempre te sonreía y trataba de hacerte sentir bien aun cuando ella se sentía peor... —limpió sus lágrimas— cuando mi hermano y yo nos mudamos aquí, no teníamos mucho dinero y apenas nos sosteníamos entre los dos, pero entonces conocí a Hueningkai, gracias a él tengo un techo donde vivir y comida para los dos... la familia de Kai es como la nuestra, siempre nos hicieron sentir en casa y nunca nos dieron la espalda, aún con nuestras preferencias... no como ese señor —silencio.

Uno en el cual YeonJun le giró para abrazarlo mejor, importándole poco que algunas personas lo mirasen, en ese único momento importaba BeomGyu, sólo BeomGyu.

— No puedo devolverte a tu madre y regresarte la felicidad —murmuró mientras acariciaba su cabello con suavidad— pero puedo intentar hacerte feliz todos los días para que aquella hermosa sonrisa nunca se borre.

— ¿En serio lo harías, hyung? —susurró contra su pecho, haciéndole cosquillas cuando le sintió respirar su aroma.

— En serio, lo haré.

— Eres el mejor hyung, tengo suerte de tener un amigo como tú.

Amigo.

A-m-i-g-o.

La cagas, Choi.

¿Por qué eres así?

¿Le pegas tú o le pego yo?

Me dueles.

...

¿Y si lo tiro al agua y me hago el pendejo frente a los chicos?

— Sí, para eso estamos.