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En ese momento el pálido no sabía por qué, pero alejo un poco al chico el cual aún lloraba, acarició su rostro a lo cual se fue calmando un poco, él miró la azulada mirada del joven rubio y no resistió más le dio un suave y corto beso que Jimin aún llorando aceptó.

—Perdón. —susurro el pálido.

—No importa. —negó el rubio. —pero no debería hacer eso teniendo novia.

—Lo sé.  —hablo.

—Debe irse. —se alejó.

—No puedo dejarte solo. —lo vio. —y ahora menos sabiendo que hay un enfermo por aquí.

—Es muy considerado. —sonrió. —pero no quiero que lo lastime.

—Al menos deja que me quedé hasta que Tae venga. —lo tomó de ambas mejillas. —sí.

—Está bien. —sonrió.

En esa tarde el pálido se quedó con Jimin y se dio cuenta de que esa actitud que tenía era gracias a esos idiotas los cuales habían abusado de un pobre niño inocente.

—Jimin. —lo vio.

—Sí. —hablo.

—¿Por qué nunca denunciante a ese tipo? —pregunto.

—Nadie iba a creerme. —bajo el rostro. —nadie le iba a creer a un niño pobre que fue abusado por personas de la policía.

—Son unos malditos bastardos. —gruño molesto el pálido.

—Ya es pasado. —tomó la mano del pálido.

—Estás frío. —lo vio y Jimin alejó su mano.

—Sí. —se levantó.

—¿Dije algo malo? —se levantó.

—No. —negó.

—Claro. —lo vio.

—Yoongi. —se acercó a él.

—Si. —dijo.

Jimin se acercó más hasta que sus respiraciones chocaban el pálido solo lo miraba sin decir nada no sabía por qué su corazón latía de esa manera ante la cercanía del joven rubio miró los rojizos labios que este chico poseía.

—¿Usted es feliz con su novia? —pregunto.

—Yo. —relamió sus labios.

—Si lo es. —dijo mientras sus ojos se humedecieron. —váyase.

—¿Por qué me dices eso? —pregunto.

—¡Por qué me gusta! —grito. —¡Desde que lo vi me gustó!

—Sabes que yo no puedo corresponderte. —lo vio.

Jimin cerró sus ojos mientras gritaba internamente se sentía totalmente destruido pues la persona la única persona que había llegado a amar no lo quería él lo vio y el pálido solo lo miraba.

—¡Vete! —grito el rubio.

—Jimin. —lo llamó.

—¡Lárgate! —señaló la puerta. —¡Vete!

El pelinegro salió de la habitación mientras dejaba al rubio llorando el cual cayó de rodillas mientras seguía llorando miro todo y lo comenzó a tirar mientras gritaba y maldecía, tomó la mochila y su maleta mientras metía toda su ropa los libros los ordenó y los fue a dejar a la biblioteca cuando regresó tomó sus cosas y salió de la habitación dejando las llaves en la mesa de noche del castaño.

Cuando iba saliendo él vio al pálido hablando con la castaña, negó mientras comenzaba a caminar pues él no se iba a quedar ahí no quería sufrir otra vez ya había perdido al amor de su vida hace mucho y ahora que se había vuelto a enamorar este era ajeno a lo que él sentía. El pálido luego de hablar con la chica vio como el castaño salió corriendo y se acercó a él preocupado.

—¿Tae qué ocurre? —lo vio.

—Jimin no está. —hablo.

—Debe de estar en la biblioteca. —dijo para querer seguir hablando con su novia.

—Él se fue, no están sus cosas. —hablo.

—¿De qué hablas? —frunció su ceño.

—Se fue de la habitación y de la universalidad. —lo vio. —fui a preguntar a la administración y me dijeron que él decidió irse.

El pálido se quedó pensando ¿No fue porque lo rechazó? Él negó y miró al chico el cual estaba más que preocupado.

—Y a ti que te importa. —hablo. —no es tu amigo y mucho menos mío.

—Hyung. —hablo.

—Ya Tae no seas molesto. —se quejó mientras se llevaba a la castaña.

Mientras él se iba el rubio miraba la entrada con la esperanza que el pálido igual que en las películas corría para detenerlo, pero esa no era una película él se giró y se subió al taxi el cual lo llevaría a su hogar. Al llegar pagó el taxi y entró, al hacerlo un chico joven de veinte años lo vio y corrió a abrazarlo Jimin también lo hizo.

—Jimin.  —lo vio. —no deberías estar en la universidad.

—Si. —comenzó a llorar.

—¿Qué ocurre? —lo abrazo.

—Me enamoré. —se alejó. —pero.

—¿Tiene pareja? —lo vio.

—Duele mucho. —dijo. —ese dolor me quema.

—Minnie. —le acarició el rostro.

—Hyung. —lo llamó.

—Sí minnie. —sonrió.

—Tengo hambre. —lo vio.

—Vamos a la cocina. —dijo. —ahorita estaba terminando de hacer el almuerzo.

Jimin se dirigió con el chico a la cocina este le dio un plato con sopa él la tomó y comenzó a comer, se detuvo al ver al chico verlo comer.

—¿Qué ocurre? —pregunto.

—Había olvidado verte tan mal. —lo vio. —ya sabes que pasó mucho tiempo.

—Lo sé. —lo vio.

—¿Y qué harás ahora? —le preguntó.

—Estudiaré en casa. —dijo y ambos rieron.

—Pues entonces me harás compañía. —sonrió.

—Si hyung. —hablo.

—Y te has cuidado bien. —lo vio.

—Si. —lo vio.

—Eso es bueno. —asintió.

—¿Y tú? —hablo.

—He tomado mis precauciones. —lo vio.

—¿Y la caza? —pregunto.

—Es un buen lugar. —tomó los platos y los llevó al lavado.

Mientras Jimin ordenaba sus cosas en su habitación en la universidad el pálido estaba encerrado en el baño viendo la marca que tenía la tocó suavemente y la sonrisa del rubio vino a su mente como también verlo destrozado.

—No pienses en él. —dijo.

Cuando salió se dirigió a la habitación del castaño el cual estaba sentado viendo el libro que el rubio le había dejado tocó la puerta y entró vio al castaño el cual al verlo se levantó y guardó el libro.

—Que. —lo vio serio.

—¿Sigues molesto? —se acercó.

—Estoy bien. —dijo.

—Tae. —lo detuvo.

—¿No tenías hoy una cita? —dijo.

El pálido vio al castaño el cual lo ignoró cuando salió de ahí vio que venía el rubio, pero con él venía un castaño el cual caminaba a la par de él, Jimin al verlo decidió ignorarlo y pasar de largo para ir a la que era su antigua habitación.

Inmortal [Y.M] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora