Kim Seokjin ama las flores, sobre todo aquellas que florecen en el invierno, aquellas que le recuerdan el amor de su madre como el toque de sus manos delicadas y heladas. También el recuerdo de un invierno, cuando la nieve se encontraba en su máximo...
Se besaban mientras se daban caricias, sus pieles dudando ante la calefacción de la casa y el calor de sus cuerpos ante los besos que se daban, Namjoon logro quitar las únicas dos prendas del menor, Seokjin se encontraba completamente desnudo ante el mayor, su erección doliendo al ver como el moreno se quitaba la ropa rápidamente, Seokjin tumbo a Namjoon sobre el sillón, se acomodo sobre él, sus besos continuando sobre el cuello, el abdomen y parando en la erección del mayor. Seokjin siempre quiso hacer aquello y no lo pensó cuando se metió a la erección de Namjoon a la boca, sintiendo el sabor en sus papilas gustativas.
Namjoon gimió, su cabeza se fue hacia atrás y tomando la nuca de Seokjin, animándolo, solo un poquito a que abriese más la boca, a que lo tomara más, a que su lengua recorriera el falo y jugase con él como cuál paleta. Seokjin se detuvo antes de que Namjoon se viniera dentro de su boca, el menor subió sobre Namjoon y tomo entre sus manos la erección del mayor, la alineo con su entrada y bajo su cuerpo despacio logrando obtener la punta en su agujero.
—No, no, no, espera... —Y fue demasiado tarde.
Namjoon soltó un gemido y miro al menor que jadeaba por aire.
—¿Te habías preparado? —Pregunto Namjoon con la voz entre cortada y Seokjin asintió.
—Larga historia. —Susurro para así besarlo silenciándolos.
Namjoon sintió el calor de Seokjin en su falo y como sus paredes lo apretaban acoplándose a la intromisión, Seokjin rozo los labios de Namjoon y le regalo una sonrisa ligera, el moreno gimió cuando Seokjin dio el primero saltito, el menor comenzó a penetrarse a su mismo estirando su entrada aún más.
Namjoon lo sujeto de la cintura y profundizo aun más los saltos de Seokjin, entre jadeos, gemidos y ligeros grititos de éxtasis que no pudieron callar se entregaron el uno al otro. Antes de que ambos llegaran al clímax, el mayor saco su erección de Seokjin y lo giro de espaldas.
—Sujétate del respaldo. —Pidió y el menor obedeció.
Namjoon entro sin piedad, aumento sus embestidas, el menor siendo un desastre de gemidos y jadeos pidiendo por más, el sillón cama temblaba y juntos en un grito llegaron al famoso clímax.
Namjoon se dejo caer aun lado de Seokjin y el menor se acomodo sobre el pecho del mayor, repartió besos sobre este y sonrió al escuchar el corazón del moreno.
—¿Es el sonido de tu corazón latiendo? —Pregunto y sonrió al ver como el moreno sonreía.
—Bum, bum, bum, bum, bum. —Dijo Seokjin entre el cuello y la oreja de Namjoon.
Namjoon negó con una sonrisa mientras acariciaba las hebras castañas de Seokjin.
—No, es tuyo. —Seokjin se sonrojo mientras sonreía divertido.
—Mío, todo mío. —Susurro y se acomodó sobre el pecho de Namjoon.
El sonido del corazón de Namjoon fue la música más hermosa que Seokjin pudo crear, siempre.
A donde fuera el mayor.
En donde se encontrará el menor.
A donde estuvieran.
Los latidos de sus corazones siempre se pertenecerían.
Seokjin entendió que por más que se quiera, no es posible tenerlo todo, pero aprendió a amar en el momento adecuado y soltar cuando hace falta.
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