Capítulo 8: Siempre volveré a ti PT3 (Vota x Sabados de maratón)

99 9 0
                                    

Vaiolet

Un rebote del auto provocó que me despertara de repente. Me percato que me quedé dormida en las piernas de Nicolás, me sonrojo por ello e inmediatamente trato de incorporarme.

─Veo que despertaste Vaiolet, excelente por que llegaremos a desayunar a la cafetería de Macy─ dice Evan mientras se estaciona.

─ ¿Quién rayos es Macy?

─ Una de las mejores amigas de tu madre que por razones que desconozco dejaron de verse durante mucho tiempo─ no sentamos en una de las mesas, pero comienzo a sentir una tensión extraña en algunos comensales.

Una mesera nos trae el menú muy sonriente hasta que ve a mi padre. Su mirada denota algo de desprecio, pero miedo al mismo tiempo.

Nos observa como analizando nuestro cierto parecido, pero cuando fija la vista en mí, hace un gesto de nostalgia.

─Hola Macy, cuánto tiempo sin verte─ dice Evan con un gesto de arrogancia mientras enciende un puro.

─Si, hace demasiados años─ dice en tono de desagrado la mesera ─ Y tú debes ser Vaiolet, eres muy hermosa, así como lo fue Maia─ Sonrío un poco apenada por ser el centro de atención.

Observo lo que hay a mi alrededor, a pesar de que siento que nadie nos quiere en este lugar, es un pueblo bastante peculiar y muy colorido.

Me pregunto que se traerán estos dos. La actitud de Evan hacia esta mujer no es normal es como si lo hiciera con la intención de joderla... o tal vez ella sabe algo que yo no.

Sin más terminamos de desayunar y mi papá tarda unos segundos hablando con Macy cuando paga la cuenta.

─ ¿Qué tanto hablarán esos dos? ─ dice Nicolás observándolos a ambos.

─No lo sé, pero lo averiguaré con ella en otro momento.

─No me mal entiendas Vaiolet, tu padre hasta ahorita ha sido muy bueno conmigo, pero por lo mismo comienza a asustarme─ dice Nicolás reafirmando mis pensamientos en que Evan trama algo.

Pasamos por una casa algo grande donde frente a ella se encuentran sentados un par de ancianos que nos observan demasiado.

─Ellos son tus abuelos, lo digo por si quieres visitarlos─ dice mi padre sacándome de mis pensamientos.

─ ¿Por qué mi mamá nunca me dejó conocerlos?

─Eso lo sabrás en su momento Vaiolet, por ahora sólo te puedo mostrar partes de tu pasado que no te contó tu madre─ dice muy tranquilo como si no causara grandes dudas cada vez que revela algo que para mí es desconocido.

─Llegamos a mi primera casa aquí en el pueblo, desempaquen sus cosas todo ya está arreglado, haré unas cosas ustedes pónganse cómodos no tardo─ dice Evan mientras sube al auto y avanza en el auto.

Le doy una mirada de rechazo a Nicolás para después tomar mis maletas y entrar a la casa que se ve medio oscura. Es muy lujosa por dentro, tiene muchas curiosidades como mini estatuillas de animales, fotos de la que parece ser la madre de Evan, incluso de mi padre cuando era pequeño pero lo más impresionante...

¡Un piano!...

Corro hacia él, me muero de la emoción por tocarlo. Es tan grande y antiguo, es negro para variar, pero es hermoso. Supongo aquí tocaba algunas canciones para relajarse cuando era joven.

Reviso unas partituras que se encuentran por encima que se titulan "Eclipse de Luna", la curiosidad se apodera de mí y comienzo a tocarlas.

Nicolás se sienta a mi lado para ayudarme y ambos acabamos completando la sonata juntos.

Dulce Sabor InmortalWhere stories live. Discover now