Capítulo 20: La Búsqueda PT3 Vota x maratón Sabatino

61 6 0
                                    

Vaiolet

No sé cuántas horas han pasado desde que estoy aquí. En todo este tiempo solo me han dado agua y me han obligado a inhalar cocaína para mantenerme despierta y enérgica. Estoy agotada, esta tortura está acabando con mi cordura.

Escucho unos pasos en la habitación. Alguien me quita la vendado de los ojos, cuando por fin mi vista se aclara es Candela en otra diminuta lencería.

─ ¿Por qué nos haces esto? Evan confiaba en ti

─Yo no quiero hacer esto, pero me obligan a hacerlo

─Entonces haz algo para salvarnos

─ ¡Cierra la boca!, eso trato de hacer─ dice primero en un grito para terminar susurrando.

Llega el cerdo asqueroso que mando a que me trajeran a este lugar con dos hombres que al parecer tienen que torturar frente a mí. Candela me coloca algo para que mis ojos no se puedan cerrar.

La tortura llega junto a estos hombres que pregonan piedad, pero eso es lo último que está por llegar puesto que comienzan a cortar miembros se cuerpo. Mis ojos se nublan del horror, lágrimas corren por mis mejillas. No sólo torturan a estor hombres si no a mí también por obligarme a ver esta horrible escena de terror.

Trato de escapar tirándome al suelo y tomar una navaja que se encontraba en el suelo. Corto las cuerdas que ataban mis pies, golpeo a algunos hombres, pero llegan demasiados y sólo me gano la paliza de mi vida para volver a donde inicié. Lo único que me queda por hacer es rendirme ante mi posible final.

Algunas mujeres que parecen ser prostitutas, comienzan a limpiar los restos de sangre que derramaron las victimas horas anteriores. El mafioso trae unas bolsas negras pesadas, con los cuerpos dentro y se las da para que las desaparezcan. De pronto se escucha un desastre en la entrada. Llama a Candela para que me vigile en lo que va a revisar de que se trata.

Las mujeres me dejan a solas con Candela en la habitación. Ella teclea algo en el celular mientras algunas lágrimas resbalan por su mejilla. Se dirige adentro por alguna razón y después de mucho tiempo vuelvo a quedarme sola, tirada en el suelo semi desnuda, después de los golpes y toqueteos que tuve de aquellos hombres por tratar de escapar. Un fuerte frío me recorre la piel.

Escucho algunos disparos y gritos en el exterior, pero ya no me importa nada más, no tengo la esperanza de poder salir de esto con vida.

La puerta se abre de golpe, como un milagro proveniente del suelo es Nicolás. No tengo fuerza para moverme, estoy demasiado agotada. Me desata, pero de pronto a parecer Candela golpeándolo por detrás, veo como intercambian algunas palabras, la imagen se torna borrosa, los latidos de mi corazón aumentan y siento un piquete en mi cuello. Un enorme sueño invade todo mi ser, mis ojos se cierran lentamente y me dejo fluir en la tranquilidad que puedo sentir en estos momentos.

Evan

Los disparos comienzan, por suerte traigo conmigo el chaleco antibalas. Me escabullo por el lugar tratando de encontrar al organizador de todo esto, escucho unas voces delante de mí.

─Jefe, el objetivo ha llegado

─Perfecto gracias por avisar─ dice un hombre enormemente gordo con una gran facha de mafioso nauseabundo, justamente como lo era Edward.

─ ¿Me buscabas?

─Tú eres el famoso Evan Black, el idiota que se dio el lujo de matar a diestra y siniestra

─ ¿No eres demasiado viejo para las venganzas?

─No para demostrarles a tipejos como tu quien es el que manda. Te atreviste a matar a uno de nosotros y, por si fuera poco, acabaste con el jefe enemigo... con tu propio padre

─ ¿Eso en qué les afecta a ustedes?

─Lo habíamos buscado por todas partes y de pronto viene un idiota con aires de mafioso y acaba con él, tú no sabes como es este negocio

─Si fueran tan buenos, lo habrían asesinado con anticipación

─Nos hiciste un favor debo admitirlo, acabando con él, pero nos quitaste el hambre que teníamos de rodar su cabeza de modo que ahora lo tendremos que hacer contigo... o con tu preciada hija

─Mas te vale que no le hayas hecho nada a Vaiolet─ la ira comienza a surgir como lluvia por todo mi cuerpo.

─Vaiolet, que bueno es saber su nombre, un lindo nombre para una deliciosa jovencita─ está por sacar su arma, pero me abalanzo sobre él golpeándolo repetidas veces en el rostro, tan fuerte que puedo sentir mi mano húmeda por su sangre.

─Puedes golpearme lo que quieras eso borrara el sabor de su piel─ eso último provocan unas enormes nauseas, lo levanto rápido del suelo para encajarle mi navaja en el ojo, lo apuñalo en el cuello y parte del estómago. Estrello su cabeza a la pared tantas veces como me apetece, su sucia sangre se encuentra sobre todo mi cuerpo. Entra uno de los hombres que nos acompañaba y saca su radio.

─Está muerto─ dice el hombre, pero nadie le responde por la otra línea.

─ ¿Dónde se encuentra Noah y los demás?

─Me informaron que ya tienen a la chica, pero no parece tener señales de vida.

─ ¡Mierdaaaaaa! ─ toda mi cordura desaparece en estos momentos, quiero asesinar a quien se me ponga enfrente. Decido mandar a la mierda todo el plan, pues de que servía si el objetivo no se había cumplido.

Vaiolet está muerta...

Me abalanzo contra el hombre que me informo, lo apuñalo a sangre fría lo más rápido que puedo. El demonio que siempre ha vivido por dentro de mí se encuentra a flote. Le saco los ojos, rasgo su ropa para dejar su fecho desnudo, abro su tórax para después insertar mis manos y rebanar cada órgano que habitaba en su insignificante cuerpo. Escucho unos pasos acercarse y rápidamente tomo la pistola que se encontraba tirada a unos centímetros de mí.

Es una de las mujeres que se encontraba en el lugar. Ella me mira con horror, intenta huir, pero es demasiado tarde. La tomo del cabello para tirarla a un sofá, rasgo su ropa hasta que queda completamente desnuda, realizo cortes, pero en eso su rostro se convierte nuevamente en el de Maia.

Me alejo de inmediato tirando la navaja muy lejos de mí, se acerca lentamente.

─Mira lo que me has hecho Evan, ¿te gusta verme así?

─ ¡No, tu estas muerta! ¡Déjame en paz!

─¡Mírame! Haz vuelto a matarme

─¡No! Yo no quería

─ ¡Y ahora Vaiolet ha muerto por tu maldita culpa!

─Si, si fue por mi culpa

─ ¡Mereces morir!

─ ¡Si, si lo merezco! ─ la mujer corre por su vida mientras yo me tomo del cabello, dándome vueltas tal cual loco por todo el suelo manchándome de sangre por los cuerpos que me rodeaban. Corro como un desquiciado hacia los hombres que nos acompañaban, les apunto con una pistola, pero no sé a dónde apuntar pues las lágrimas cubrían mis ojos. De pronto siento algo caliente en mi pierna y caigo al suelo.

Hola chicxs para unirte a la comunidad y enterartede actualizaciones, memes y dedicatorias sígueme en mi INSTAGRAM:@jackhousewattpad

Dulce Sabor InmortalWhere stories live. Discover now