Capítulo 12

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Viejo y malentendido amigo

— Me estas lastimando —Vanesa intentaba liberar su muñeca del férreo agarre de él—. Suéltame. ¡Por favor! ¡Me duele!

Las suplicas de ella no causaron efecto alguno en él que seguía mirándola con los ojos en llamas por la rabia que le causaba y su mente nublada solo concebía un propósito. Tal vez muy en el fondo, lo sabía, sabía que aquello está mal... que no debía seguir adelante, pero ya no podía pararlo. O tal vez como le decían muchos, era su excusa para no hacerse cargo de sus acciones. Pero parecía que de verdad esta vez como la anterior no iba a detenerse y la lastimaría otra vez.

Nes ya no luchaba, se había resignado a que sucedería. Ocupaba su mente en encontrar como seguir luego. La primera vez le había costado tanto ahora tenía que hacerlo más rápido. De pronto se acordó de su bebé y el miedo volvió a invadirle. ¿Y si lo lastimaba? Eso no podía permitirlo.

Había decidido volver a la lucha, cuando sintió que el agarre a su muñeca se soltaba abruptamente. Él por su lado, percibió con cierto asombro cuando el puño de alguien se estrelló contra su rostro impidiéndole seguir con su cometido.

Kevin con la mandíbula apretada, se le abalanzó encima y comenzó a golpearlo, ante la mirada horrorizada de Vanesa.

— ¡No! —ella le tomó de los hombros, en un inútil intento de parar a Kevin— ¡No le pegues! ¡Dios, suéltale! ¡No quería hacerme daño!

Su amigo solo oía los ruegos de Nes a la distancia, extasiado como estaba en lo que creía su venganza. Ella no se pudo cruzar de brazos, entonces se colgó del cuello de Kevin para al menos ayudarle al agredido a escapar, pero Kevin se desembarazo de ella lanzándola contra el suelo.

Cuando fue consciente de lo que había hecho, Kevin se detuvo y lentamente se volvió para mirarla, dándole tiempo al otro de ponerse en pie. Aunque con un ojo a punto de hincharse y un hilillo de sangre cayendo de su labio inferior, se acerco a Vanesa para ayudarla a ponerse en pie.

— ¿Estás bien? —le preguntó acomodándole el cabello.

— Si, no fue nada —sonrió—. ¿Y vos? —él respondió encogiéndose de hombros—. Kevin, eres una bestia.

Kevin los miraba a cierta distancia paralizado por el shock.

— No te la agarres con él, te salvo...

— Joako...

— No, te debo una disculpa... Otra mas...

— ¡¿Me pueden explicar que está pasando acá?! —dijo Kevin cuando por fin pudo recuperar la voz— ¡Te estaba haciendo daño!

Flash back

— Vanesa Caperuz —una conocida voz le hizo levantar la cabeza— ¿Eres tú?

Sus rasgos infantiles y sus cabellos crespos cortados al ras, le aportaban un atractivo especial. De niña, Vanesa, había creído que terminaría enamorándose de él, pero jamás fue así. A pesar de la que la mayor parte de las chicas morían por su amigo, ella solo era capaz de ver a Joaquín como su compañero de aventuras y fiel confidente.

— ¡Joako! —se sentía tan aliviada de ver a alguien familiar, pero aun mas de que fuera él.

— ¿Se puede saber que haces en el suelo? —preguntó ayudándola a ponerse de pie— ¿Estuviste llorando?

— No —mintió Nes sonriendo—. Solo me caí.

— ¿Segura? —Joako no se creía ninguna de las palabras de su amiga, pero no la atosigaría.

— Si —se agarró del brazo de él y empezaron a camina—. Hace mucho que no te veía por aquí.

— Tuve algunos problemitas con mi viejo —comentó en tono neutral—. Nada serio, viste con es él. Siempre le gusta armar alguna y mi vieja se pone histérica. Yo al final termino siendo el conciliador. Pero ahora estamos en paz.

— Me alegro —aseguró Nes— ¡Estoy feliz de verte de nuevo! Me tenías olvidada.

— Perdón, Caperucita —le beso la mejilla en un gesto tierno— ¿Qué bombas tienes para contarme?

— Mm... Déjame ver... Uh, si. Pame y Emiliano Galardón están juntos, Katy sigue en sus andadas... —se entretuvo un rato contándole las andadas de sus compañeros—...y ¿te acuerrdas del Rino? Bueno, anda atrás de Katy, pero ella no esta dispuesta a una relación seria.

— No te lo creo —ironizó Joako antes de reír— ¿Y vos? ¿Qué onda?

— Bien.

— Uh... detrás de ese “bien” has algo escondido —percibió él al instante—. ¿Qué esta pasando en tu vida, Nes?

Fin de flash back.

— No quería... —dijo ella justificándolo—. Te equivocas en lo que piensas, no es él. Joako es mi amigo desde que éramos chicos... ¿No lo recuerdas?

— ¿Joaquín Aranda?

— Si, él tiene problemas con el control de las emociones, del enojo especialmente... pero se está tratando.

Kevin se sintió estúpido. Había golpeado al pobre chico creyendo que era quien la había violado. Si, era cierto que el estaba lastimándola, pero tampoco era para ensañarse tanto con él

— Joako, tu si lo recuerdas ¿no?

— Kevin Delgado, el amigo de Tony. Si mal no recuerdo.

— Cierto. Lo lamento —se disculpó arrugando el entrecejo y luego miro a Nes—. ¿Por qué no me dices quién es?

— Porque no quiero que te metas en líos por mi culpa. Mira —señalo a Joako—, se que si te digo su nombre va ser peor con él.

— ¿Y no se lo merece?

— No dije eso. Yo no quiero que vos intervengas en esto —declaró con dulzura—. Ya has hecho demasiado por mí, por nosotros... Yo estoy segura que él, algún día, pagara por el daño que me causo.

— ¿Quién es él, Caperucita? —preguntó Joako curioso— ¿El padre del bebé?

— No —sentenció Kevin—. Es solo el maldito que la violo... El padre del bebé soy yo, no llevara mi sangre, pero es mío... —la posesividad con la que habló generó en Nes la dulce sensación de estar protegida.

Joako buscó respuesta en la mirada de su amiga, que se limitó a asentir.

— Ella también es mía —Kevin se acerco ella y la tomó de la cintura—. Esta vez me detuve, pero la vuelves a tocar de esa manera y te juro que te mato.

— Kev... —le advirtió Nes.

— Sh... Solo es un consejo —le susurró antes de posar sus labios sobre los de ella, que estuvo a punto de dejarse llevar por el beso antes de recordar a su amigo.

— Kev —murmuró contra sus labios—. Hay que ponerle hielo al ojo de Joako antes de que se hinche más.

— Si, si —volvió a besarla.

— Ahora, Kevin —dijo separando su boca de la de él, pero manteniéndose cerca.

— Ok, tienes razón. Vamos a mi departamento.

Así luego de repetidas disculpas por parte de Kevin, que seguía agarrado de la cintura de Nes, y varios “Estoy bien” de Joako se fueron los tres juntos en busca del hielo. Nes iba feliz, por haber recuperado a su mejor amigo y por la demostración de cariño de Kevin, aunque aún no sabía bien donde iban a parar disfrutaría al máximo cada beso de él.

Caperucita RojaWhere stories live. Discover now