Capitulo 10

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Carly sintió su voz en la habitación y supuso que estaría hablando con su hijo. Suspiro avergonzada cuando recordó momentos antes cuando le había preguntado si estaba libre en la semana. Le había entrado pánico de que él quiera presentarle a su hijo. Era cobarde, lo sabía. Pero era mejor así. Cuando él salió de la habitación, la sonrisa flotaba en su rostro y sus ojos brillaban divertidos. 

— El olor del café en la mañana es lo mejor ¿verdad? — Dijo liviana.

— Claro que sí. 

 Carly se dio cuenta de que jamás había reído tanto con alguien. Era como si compartieran el mismo humor. 

  Cuando ella abrió la puerta de la calle lo miro. 

— ¿Estás seguro que no quieres que te lleve?  — Le pregunto mientras lo veía colgarse su mochila al hombro. 

— Esta bien, me tomaré el bus. Me llevare tu sonrisa tibia y tus ojos brillantes. — Murmuró sobre sus labios y le dio un tierno beso. 

 Ella tragó saliva cuando lo vio doblar la esquina. Era un romántico, se dijo confusa. 

El miércoles llegó tan rápido que Carly se cambió rápidamente al ver la hora

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El miércoles llegó tan rápido que Carly se cambió rápidamente al ver la hora. Había quedado encontrarse a la salida del Museo y ya casi era la hora. Le mando un mensaje que ya estaba en camino y se tomó un taxi. 

  Cuando ella bajó del auto él se quedó sin aliento. Llevaba unas unas botas negras de caña alta que la hacían más alta, sus rizos estaban mojados y sus labios rojos provocativos. 

  Le dio un beso y se pasó la mano por los labios para limpiarse la pintura. 

— Estas hermosa. — Le dijo mientras sacaba las llaves del bolsillo. — Me siento un andrajoso a tu lado ahora. 

— Estas bien. — Lo tranquilizó ella mientras subía al auto. 

Cuando el auto dio vuelta en la entrada de la casa ella suspiró al bajar. Observó la majestuosa propiedad, los extensos jardines eran hermosos y exuberantes, el aroma que flotaba alrededor la hacían emocionar. 

  Un hombre se acercó bajando las escaleras. 

— Buenos días. — Les dio un suave apretón y les indico el costado de la casa. — Los están esperando dentro. 

 El invierno inclemente no hacía que las flores estén más hermosas y fragantes. 

  Cuando subieron las majestuosas escaleras miro la puerta enorme de madera con expectación. Al entrar a la estancia observaron la majestuosa escalera y el salón con varios cuadros colgados, algunas fotos había entre antiguos cuadros. Se acercó un hombre que esperaba parado detrás de una pequeña mesa de madera que hacía juego con el lugar. 

— Buenos días señor Goodwin. 

— Buenos días, le presentó a Carly, mi ayudante. — Le dijo él tomándola de la cintura. 

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