Ryan es un restaurador de arte, huraño, solitario. Un dulce accidente lo cruza con ella.
Carly es una pastelera vivaz y divertida.
Cuando ambos se conocen se sienten inevitablemente atraídos.
Sin darse cuenta él restaurara la confianza pérdida...
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Ryan subió a su cuarto agotado, esos chicos tenían energía para seguir tonteando; pero él estaba fusilado.
Estaba cansado, hosco y molesto. Se quitó la ropa dejándolas así nomás en el piso, no tenía ganas de ser educado, podía ocuparse Rose de recogerla. Además le pagaba para que lo haga maldita sea, se dijo mientras bajaba las escaleras para meterse a la piscina. Necesitaba descargar el resto de energía que cargaba. Se tiró al agua y comenzó a nadar.
Esos malditos cuadros ya lo tenían harto, el pozo negro como lo bautizó no le había llevado mucho tiempo, Despues de todo era solo negro y no necesitaba cambiar hisopos debido a los colores. Ahora el de la familia era un dolor de huevos, estaba harto de limpiar la mugre ajena, harto de limpiar esas caras sonrientes y miradas felices. Podrían haber puesto la pintura sobre un cristal y el no tendría que andar haciendo malabares con la tierra que se pegaba. La gente desconsiderada solía ser así de arrogante, total habría otros que harían el trabajo sucio.
Shaun también tenía culpa en eso, se dijo embalado con sus pensamientos furiosos. ¿Por qué tenía él que trabajar a un ritmo endiablado? Hubiese conseguido más tiempo, si total nadie más que la familia podía ver ese cuadro, egoístas, todos ellos. Los Gurevich, Shaun y la estúpida de Svetlana Gurevich y su hermano ¿Por qué en el nombre del cielo habían ligado los cuadros al apellido? Podría haber colaborado y dejarlos en un museo, Después de todo había pintado para varios ¿Qué diferencia hacía unas pinturas más?
Su hijo también lo enojaba, había pasado una tensa noche al lado de Laura insinuándose toda la noche, riéndose con esa voz de corneta que tenía, a la menor oportunidad lo tocaba. ¿Que mierda tenía encima que lo manoseaba? No se había untado en miel, pensó sarcástico. Si le habría avisado con anticipación él habría hablado con otra madre o padre del colegio, en cambio le salió con lo de último momento. Esa mujer se había puesto un vestido de cóctel ¿Que tenía en la cabeza para ponerse un vestido tan revelador para llevar a los chicos a un restaurante? Evidentemente quería hacerle saber que estaba disponible, aunque en su opinión no necesitaba vestirse como una ramera. Todos en el colegio sabían que se había separado recientemente y él no pensaba ser su paño de lágrimas, no señor. Cuanto más alejado estuviera de las madres del colegio, mejor estaría la relación de padres. Ya había pasado eso hacía muchos años y había aprendido la lección. ¿No había sido por eso que había cambiado a Harry a un nuevo colegio después de acostarse con una madre? Después de terminar la poca relación que habían tenido esta lo fulminaba con la mirada, cuchicheaban con las otras mujeres y encima su propia madre había oído los rumores.
Y la otra cuestión era Carly, ¿Que le costaba hacerle una simple llamada? Un poco de consideración. No le pedía que se mude con él, pero tampoco iba a andar ahí mendigando un poco de atención, se respetaba a sí mismo como para acosar a una mujer, no quería nada pues entonces que sea sincera, no una cobarde.
Al llegar al borde de la piscina se dio cuenta de que resoplaba y le faltaba el aire. Al parecer se había pasado, se dijo. Ya ni se acordaba de cuántos largos había hecho. Salió de la piscina y al entrar a la habitación levantó la ropa que había tirado. Rose no tenía la culpa de su mal humor. Prendió el celular y escuchó el mensaje de Carly. Le devolvería la llamada y rogaba por que no le conteste.
