Ryan es un restaurador de arte, huraño, solitario. Un dulce accidente lo cruza con ella.
Carly es una pastelera vivaz y divertida.
Cuando ambos se conocen se sienten inevitablemente atraídos.
Sin darse cuenta él restaurara la confianza pérdida...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de comprar todo lo que quería Carly miró a Harry que iba en silencio en el asiento de copiloto.
- Dime porque te portaste mal
Harry suspiro y la miró de reojo.
- Quería ganar esta competencia. Sería la última vez que competiría.
- ¿Por qué la última?
- Porque quiero dedicarme a los estudios. Hace unos años era el favorito, estuve a punto de ganar y en el último momento, cuando me avisaron lo de mis abuelos me baje de la competencia.
- Y por eso te arriesgate a las pistas esas peligrosas.
- No me arriesgue - Le dijo molesto. - Son pistas no señalizadas, quizá debí preguntarle antes; pero no sería la primera vez que voy a esas pistas. Admito que estuvo mal... igual ya no importa.
- Puedes intentarlo el otro año. - Le dijo pensativa.
- No lo sé.
- Claro que sí. Sólo es cuestión de equilibrar las cosas.
- No lo se.
- Bueno tienes un año completo para prepararte..
Cuando llegaron vieron todo en silencio y entraron despacio, Carly fue a la habitación y vio a Ryan durmiendo.
- Debemos hacer silencio. - Murmuró ella.
Puso la compra en la mesada y le dio dos limones.
- Raya la cáscara y luego el jugo, ponlos en el mismo cuenco. Yo prepararé la harina.
- ¿Que haras?
- Yo no, tu. - Ella sonrió divertida. - Budín de limón.
Mientras el rayaba ella preparo todo.
- Bien ahora toma ese cuenco y pon los dos huevos y la azúcar.
- ¿Cuanto hay aquí?
- Una taza de azúcar. Y ahora tienes que batir a mano porque no hay batidora y tampoco la necesitamos.
Ella se rió al verlo poner caras.
- Cansa. - Le dijo él descansando la mano.
- Con más fuerza. - Ella tomo el batidor y le mostró.
- Lo haces más rápido que yo.
- Años de práctica. Continúa.
- ¿Que le hechas ahora?
- Media taza de aceite, el limón y la rayadura.
- Ahí se aligeró. - El sonrió y olió la mezcla.
- Ahora debes emplear la fuerza.
Le puso las dos tazas en tandas y luego mientras el terminaba de integrar todo le acercó la budinera.
