Capítulo 2 // Mismo estúpido

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Por favor, no hacer comparaciones sobre otras historias u otros personajes. Muchas gracias por la comprensión. ✨🖤

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Mis recuerdos viajan al momento en el que firmé los papeles para irme como estudiante de intercambio.

Llegué a casa un poco tarde, estaba terminando de firmar los papeles con el director y mi mamá para irme de California. Recuerdo que a papá no le había gustado la idea al principio, pero finalmente aceptó.

Llegaste muy tarde— escuché su voz de niño puberto y se levanta del sofá, yo era más alta que él en ese momento pero igual me intimidaba y me atraía al mismo tiempo.

Mi papá y su papá son mejores amigos de trabajo y por esa razón veo a Logan casi todos los días en mi casa.

Caminé hacia las escaleras ignorándolo pero él se me adelanta y me agarra por la muñeca.

¿Dónde estabas?

Eso no te interesa— iba a subir las escaleras, pero Logan me seguía agarrando.

Mi brazo tenía un pequeño rasguño ya que Madison me había empujado en la hora de deporte, él castaño lo llegó a ver y pasó sus dedos cerca de ello.

¿Te duele?

Su repentino cambio me tomó por sorpresa, pero no me dejé engañar.

—¿Qué harás? ¿Echarle limón?— le pregunté con cierta burla y este clavó sus ojos en los míos.

Son tan oscuros que logran intimidarme.

Logan ignoró mi chiste y me llevó hacia las escaleras hasta comenzar a subir.

—¿Qué haces, Logan?— muevo la muñeca, pero sale otro intento fallido de hacer que me suelte.

Llegamos a mi habitación y yo seguía sin entender que iba a hacer él aquí. Un Logan dudoso agarró un supuesto botiquín de primeros auxilios, el cual que había hecho el año pasado en el colegio y decidí conservarlo ya que me serviría de mucho. Este sacó de la caja algodones y una pequeña inyección, la cuál nunca decidí agarrar ya que le tengo pánico a esas agujas.

Puedo jurar que sentí mi alma irse y regresar cuando ví su sonrisa.

¡Ni si quiera lo pienses!— mi voz chillona hizo eco en la habitación y esto lo descolocó.

No seas estúpida, solo busco el alcohol.

No me digas así— frunzo el ceño.

¿Cómo quieres que te diga? ¿Mi amor? ¿Ese apodo te gusta?— como yo estaba sentada en mi cama, él quedó mucho más alto que yo.

Sí, es más bonito y suena más educado— él rió burlonamente.

Bueno, mi amor— enfatizó el apodo con burla— deja que yo cure tus heridas.

¿Sabes hacerlo?— le pregunto sin nada de confianza aún.

Samuel se la pasa más en el suelo que parado y a mí me toca cuidarlo muchas veces. Sé lo que hago, créeme.

Estábamos a oscuras, la única luz que alumbraba el cuarto era la que estaba por el pasillo ya que tenía un brillo potente.

Desde Ese Día ✓Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum