Capítulo 29 // Grandes infantiles

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—¿Me vas a decir que te pasa?

—No.

—Diego— miré a mi mejor amigo frunciendo el ceño— luces terrible. Dime qué mierda te pasa.

—No.

Estaba estresada de sus respuestas tan cortas- ¿Por qué no me quieres decir?

—No sé.

Agarré una almohada y se la lancé— ¿¡Entonces para qué mierda me llamas a las tres de la mañana llorando si no me quieres decir nada, idiota!?

Llegué a las 3:15 de la mañana al pequeño departamento donde se quedaba Diego. Justin tuvo que traerme ya que me llamó llorando diciendo que estaba destrozado, que no podía más... claramente me preocupé y vine lo más rápido que pude.

—Harley por favor solo... Cállate— me pidió con tristeza y dejó en el piso la botella de tequila que tenía en la mano.

Me preocupaba verlo tan mal, tan triste y vulnerable. Siento que algo pasó, siento que esto tiene que ver con Madison.

Con el día que los encontré en mi sala...

—¿Por qué soy tan bueno?— abrí los ojos ante sus palabras. Estaba borracho pero los borrachos nunca mienten— ¿Por qué dejé que entrara a mi vida y me hiciera eso? ¿Por qué no puedo ser un maldito idiota sin sentimientos como los demás?

—¡Hey!— hablé enojada y agarré su cara con mis dos manos, parándome frente a él y haciendo que me mirara— que ni se te ocurra volver a decir esa mierda, ¿Quedó claro? No seas como los demás, no caigas en esa porquería, Diego.

Él sonrió triste y me abrazó por la cintura recostando su cabeza en mi abdomen. Suspiré y acaricié sus suaves rulitos castaños, enrredandolos entre mis dedos.

—Amo a Madison pero ella a mí no— dejé de respirar y bajé la mirada a su rostro pero su cabeza seguía en mi abdomen— La encontré revolcándose con un idiota cuando yo quería...— hizo una pausa y noté como su voz temblaba— cuando quería pedirle que fuera mi novia— Diego soltó unas lágrimas.

¿Que ellos... qué?

—Espera, Diego... ¿Por qué no me has dicho nada de eso?— fruncí el ceño viéndolo poniendo un tono serio.

—Harley por favor...

Suspiré y asentí. No es un buen momento para pelear, Harley— después quiero que me cuentes todo bien, ¿De acuerdo?

Nunca se separó de mí, me puso en sus piernas y me seguía abrazando. Parecía un niño pequeño necesitando los brazos de su mamá— ¿Por qué me hizo esto?

—No lo sé, bebé, pero hablaré con ella. Te lo prometo.

—No— negó varias veces con la cabeza— ella no debe saber que tú sabes esto. Miró hacia la botella que estaba en el piso y la agarró— ¿Tú crees que pueda ahogarme en una tapita de licor?— rodé los ojos sonriendo y negué quitándole la botella.

—No, Diego.

—¿Y si nos besamos? Extraño besar a alguien.

—¡No, Diego!— le tapé la boca y lo recosté en el mueble.

Yo no soy quién para juzgar a Madison. Sabía perfectamente que ella era así, siempre juega con todos, los ilusiona y se va de sus vidas. Ella solo estuvo enamorada de Logan y él no le correspondió.

Pero que haya hecho esto con mi mejor amigo, hasta me estaba importando muy poco en estos momentos el afecto que ha tenido conmigo últimamente.

No quiero cagarla, pero tampoco puedo dejar que le haga daño a las personas que amo.

Desde Ese Día ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora