Capítulo 38 // La visita

11.8K 1.1K 313
                                    

LOGAN EVANS

Siento que seré rechazado.

Tenía miedo de no ser correspondido, de no tener respuesta de ella. Harley es la única que puede armarme y destruirme en cuestión de segundos.

Ella para mí se ha convertido en mi todo. No quiero perderla, no quiero verla con alguien más. Quiero ser yo el que se quede a su lado, el que esté con ella en sus fracasos y victorias.

Ella es única, mi niña es única.

Sus hermosos ojos azules miraban los míos con atención. La única luz que iluminaba el cuarto era la luz de la Luna. Ella subió su mano hasta mi mejilla y sonrió.

—Yo te amo más, castaño— eso era todo para acercarme a ella nuevamente y volver a besarla. Era un beso tierno y delicado, con mucho amor por su puesto.

Y así nos quedamos, abrazados en su habitación viéndonos sin decir absolutamente nada, hasta quedar dormidos.

Es algo sorprendente como el amor puede cambiar a las personas.

Desde que Harley llegó a mi vida, comenzó a volver mierda mis sentimientos, pero luego, comenzó ordenar todo con amor y paciencia.

Y eso era lo que le encantaba de ella. A pesar de mi pasado o de lo que podía llegar a ser, se iba a quedar conmigo. Ella me aceptaba cómo era y me ayudó a mejorar sin necesidad de decirme las cosas constantemente.

Te amo niña, y si te llego a perder, me muero.

•          •          •          •

—Buenos días— una suave voz, unas caricias en mi mejilla y unos cuantos besos en mi frente me comenzaron a despertar- a levantarse, llegaremos tarde al examen.

Abrí los ojos y miré a mi niña. Estaba vestida con mi camisa, su cabello liso con algunos mechones rebeldes desordenados, sus labios levemente rojos, formando una tierna sonrisa sin mostrarme sus dientes.

Es hermosa, simplemente lo es.

—¿Cómo puedes despertarte tan temprano?— pregunté con mi voz de recién levantado.

—Se llama despertador, y por su puesto tú no lo escuchaste— me dió una sonrisa torcida.

—Ah, claro. Cómo sea, ven aquí— la agarré por la cintura jalándola hacia mí. Ella soltaba pequeñas risas mientras ponía un mechón de su cabello detrás de su oreja.

Ella me miraba con intensidad y yo solo volví a cerrar mis ojos acostando la cabeza.

—¿Qué tal si nos quedamos hoy? Puede ser un día muy productivo para los dos.

Ella rió— ¿Ah sí? ¿Qué podemos hacer?

—Bueno, podemos probar nuevas posiciones en la cama. ¿Has escuchado del sesenta y nueve?

—Mm, suena interesante, pero escogiste un mal día para quedarnos, Logan— me besó la mejilla— ve a arreglarte. Tenemos examen y varios talleres evaluados hoy.

—¿Ya te dije que cuando mandas suenas sexy?— la miré y ella rió mientras negaba con la cabeza.

—No me lograrás convencer ni con cumplidos calientes, castaño. Ahora vámonos— reí ante mi intento fallido de intentar convencerla y me levanté de la cama. Su mirada se fijó en mi entrepierna y sonreí con suficiencia.

—¿Te gusta lo que ves?

—¿Es normal que esté tan parado?

—Oh, sí— sonreí— es la emoción— le guiñé el ojo— ¿No quieres venir y calmarlo?

Desde Ese Día ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora