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Yes mis chicharronxs Robert como Clint me da mil años de vida ________________
La noche ha caído en Nueva York, su apartamento en aquel edificio viejo en Brooklyn se siente extraño, hace algo de frío por la humedad y huele como un anciano vestido con lo último que encontró en su guardarropa. Pero indudablemente se siente mal, desde hace un par de meses se siente así.
Cuando despidió a Barnes en la parada del autobús sintió que algo se iba con ese vejete. Y no sabía muy bien qué ni por qué. Porque se supone que ante todos, ambos tienen una rivalidad notoria por el único pasado que los une: Natasha Romanoff.
En un principio, la idea de perder a Nat era horrible. Y pensar en todos los hombres con los que ella estuvo lo hacían sentir diminuto, sobre todo James, quién con esa cara larga y su pésimo sentido del humor, estuvo trabajando a su lado para encontrarla.
Luego las cosas se salieron de control.
Es decir, el objetivo seguía siendo encontrar a Nat, pero sin una razón aparente. La desaparición de Natasha había servido para que ambos se tratarán más de lo que debían. Y todo lo que alguna vez los había hecho querer golpearse, entonces, era lo único que los unía.
Clint estaba perdido desde que comenzó a fijarse en la forma en la que Bucky remojaba las galletas en el té y en la forma tan amable en la que el soldado trataba a Lucky. También cuando despertaba y gruñía cuando lo veía, la manera en la que sus cejas se fruncen y la risa ligera que produce cuando él le cuenta un mal chiste. Sí, estaba perdido.
Sin embargo, Bucky había tratado de suprimir ese sentimiento convenciéndose de que efectivamente, solo estaba confundido. Es decir ¿Clint Barton? ¿En serio tenía una fijación en aquel arquero parlanchín que se la pasaba burlándose de su supuesta apariencia "emo"? ¡Que ridiculez!
Entonces, una vez cuando visito a Becca (su linda y anciana hermana menor), ésta le dijo que dejará de ser el idiota que sabía que era y que le hiciera frente a todo. Que no huyera o todo se le vendría en cara después y estaría arrepentido. Y dado que Clint parecía no ceder pues...
—George no crío cobardes —fue lo último que recuerda antes de que ella le diera un beso en la mejilla afeitada, después le pateo el trasero y le ordenará volver a Brooklyn y resolver todo.
Natasha había sido una persona increíble con ambos. Y seguía siendo un misterio dónde estaba. Y sí, había dejado en claro a quién de los dos prefería pero también había sido especialmente clara sobre que no quería ser encontrada. Ambos lo tomaron de la mejor manera y trataron de ya no darle vueltas a las cosas.
Hasta hoy.
Hoy, cuando Bucky entra al apartamento de Clint sin tocar. Hoy, que Clint decidió quedarse en casa y ver una maratón de su serie favorita en compañía de Lucky. Hoy, que hace un clima horrible y que no se apetece salir porque puede que el mal tiempo volteé tu sombrilla y mueras electrocutado.
Específicamente hoy, que ambos piensan en el otro.
—Barton.
—Algunas personas normales tocan la puerta, Bucky.
Pero Bucky no es una persona normal, Clint lo sabe. Y lo sabe muy bien y cuando el soldado inmediatamente va a él, tomándole el rostro entre las manos, lo sabe. Lo mira fijamente y Clint parece asustarse, porque intenta alejarse de su agarre, el cuál es firme y no cede. El castaño resiste y lo besa, tomando la iniciativa sin saber muy bien qué carajo acaba de hacer.
—Yo estoy bien —pronuncia Clint apenas toman distancia, más que nada como un comentario sarcástico para romper la tensión— ¿Qué tal tú?
Bucky olfatea el aroma a café en el aliento del rubio y no puede evitar que una sonrisa diminuta aparezca de la nada.
—Estoy bien — lo dice sinceramente.
Está vez Clint es quién toma la iniciativa y vuelve a besarlo algo inseguro. Y algo que comienza siendo torpe y primerizo, termina siendo lo mejor que les ha sucedido desde que dieron por sentado que Natasha no le pertenecía a nadie.
¿Debían estarles agradecidos a la rusa? Probablemente.
