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-Sé que me van a odiar por esto, pero lo amo.
Becca bajo la cabeza mientras las manos de Bucky se alejaban de las suyas. La chica no podía entender como su hermano mayor era capaz de dejarla ahí, con Winifred y George, una total tortura.
Pero podía entender, más o menos, el como se sentía James y la presión que lo está orillando a irse. Becca no quería aceptarlo, pero en el fondo de su corazón sabía que era lo mejor para alguien como él en una familia como la suya. Además, si Bucky no mientía, podía ir haciéndose a la idea de que Nathaniel lo trataría con amor, amor del que tanto presume su hermano.
Winifred y George son muy cerrados respecto a él liberalismo del mundo moderno. Por ello, también se negaban a creer que su hijo era un marica, aquello era simplemente inaceptable. Y Becca no podía entender eso, no podía entender como sus propios padres se negaban a la felicidad que Bucky podría encontrar en los brazos de ese hombre.
-Puedes tratar de hablar con ellos de nuevo -insistió la chica, mientras su hermano daba otro paso hacia enfrente y limpiaba con sus pulgares las lágrimas que rodaban por sus mejillas.
-Ya hablamos de esto.
-¿Vas a volver? -Bucky guardó silencio-, ¿Vas a olvidarme?
-No digas tonterías, Becca. Jamás podría olvidar a una niña tan molesta como tú.
Tan pronto como dijo esto, el claxon del Challenger de Nate sonó frente a la casa. Era hora de que se fuera y como quién no quiere la cosa, Becca se obligó a abrazarlo una última vez antes de que él se separará de ella y se despidiera dándole un beso en la mejilla.
Tomó sus maletas y salió de la casa sin dirigirle la palabra a George, que salió al pasillo a verlo, porque James no olvida y lo que George le gritó aquella mañana en el desayuno jamás se borraría de su mente. Lo que si hizo, fue tomar una pausa frente a Winifred, que cortaba verduras en la cocina y quién simplemente lo ignoró y siguió haciendo su labor; y eso fue terrible, porque James sintió el rechazo de su progenitora por primera vez, la mujer que lo cobijó durante las noches duras y quién curo sus heridas cuando los chicos de su escuela lo aporreaban solo por ser quién era.
Entonces, con un nudo en la garganta se dispuso a salir de esa pequeña casa de Indiana.
Nathaniel lo estaba esperando recargado en el capo del auto y le sostuvo las maletas apenas James estuvo cerca.
-¿Estás listo? -preguntó el pelirrojo, James asintió rodeando el auto y montándose en el lado del copiloto. Nate imitó su acción, subiéndose de vuelta a su lugar de conductor.
Antes de arrancar, Nate se aseguró de que Bucky estuviera bien y le pregunto si en serio quería irse, pues él jamás lo obligaría a hacer algo en contra de su voluntad.
-Sácame de aquí -le respondió, tomando su rostro entre las manos y le dió un beso rápido-, sácame de aquí, por favor.
Y Nate le obedeció.
Quizás lo que Becca no sabía de Nate es que era un estafador, un mal hombre y todo lo negativo que un criminal puede llegar a ser, quizás Becca no sabía que Bucky simplemente se había enamorado de la persona incorrecta. Que por eso George le dio la cagada de su vida y Winifred, por primera vez, apoyó al mal hablado de su esposo -restándole importancia al hecho de que Bucky era homosexual-.
Y es que, Bucky creía que no podían culparlo de verdad ¿O si? Es decir, Nate le había prometido una vida feliz juntos; prometió que le enseñaría a manejar un terreno tan cambiante como el campo del poder podía ser; le prometió que haría cualquier cosa por él y que sería capaz de ir doblegando a todas las personas que se negarán a aceptarlo porque una persona como él, Bucky Barnes, merecía más. Le endulzó el odio prometiéndole solo cosas buenas y James, como la ingenua persona joven que es, lo creyó, lo creyó porque no hay cosa que no deba creerle a alguien tan poderoso y hermoso como Nathaniel. No la hay.
