24. Pereja dispareja

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Clintasha

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Había pocas cosas que realmente hacían molestar a Natasha, porque a ella, como espía entrenada para afrontar ciertas circunstancias le resultaba difícil explotar de coraje. Incluso la catalogaron como la pareja perfecta para el mejor arquero del mundo, pues la dupla sonaba magnífica.

Todos sabían que era así por lo que fácilmente podría ser tomada como una de las integrantes del equipo "más relajada", a menos que afrontará una situación realmente injusta. Pero Clint sabía que Nat no era así todo el tiempo. Y no estaba siendo relajada justo ahora.

—¿Cómo quieres que me relaje? —preguntó ella de manera ruda, dando firmes toques con el algodón humedecido en alcohol sobre una de las heridas de su mejilla.

—¿Sabes que eso duele?

—Si sabías que duele, ¿entonces por qué carajo fuiste a meterte con esos sujetos?

Clint rodó los ojos, ganándose de vuelta un agresivo apretón sobre su herida. Natasha sonaba molesta pero Clint sabía que ella solo estaba preocupada. Porque tal vez eran la pareja perfecta ante las personas, sus personalidades se complementaban, pero él sabía que era un estúpido y que ella no podía estar tras él todo el tiempo... Clint era muy impulsivo y Natasha trataba de mantenerse al margen, era algo complicado. Pero de alguna extraña manera, funcionaba al paso.

—Si no lo hacía todas estas personas estarían ahorita mismo en la calle.

—Pudiste decirme, habría hecho algo al respecto.

—No, había niños presentes —Nat rió por lo bajo ante el comentario del rubio.

—Clint, prómteme que no volverás a meterte en problemas —la pelirroja detuvo su labor de limpiarle la sangre para detenerse a mirarlo, algo que Barton interpretó como "hablo en serio, sino, me veré obligada a patearte el trasero" —. Prometémelo.

—Nat...

—Sé que no lo harás, pero al menos prométeme que no buscaras problemas en donde no te llaman.

—Lo intentaré.

—No es suficiente —Nat enarcó una ceja, Clint se sintió intimidado—. Si algo te llegará a pasar no sé qué haría.

—Eso no va a pasar nunca —él trató de sonreír para amainar la tensión, sin embargo, el rostro de Nat no mostró doblego —, no te vas a deshacer tan fácilmente de mi.

—Eres un imbécil ¿Sabías?

—Lo he escuchado mucho últimamente.

—Dios, eres un caso perdido.

Nat tomó el rostro de Clint entre sus manos y trató de quitar los cabellos dorados que caían sobre la frente del arquero. Éste sonrió haciendo lo mismo con los cabellos pelirrojos de la rusa. Cuando sus miradas se encontraron, una diminuta risa escapó de sus labios.

Y Clint lo supo, mirando los ojos verdes de Natasha. Ella podía ser una gruñona con él, pero estaba seguro de que nunca amaría a nadie de la misma forma en que ama a Natasha; amaba la forma en la que ella lo regañaba y el como limpiaba sus heridas. Ama que Kate le dijera que actuaba más imbécil de lo normal porque estaba totalmente volando por esa mujer. Amaba que Natasha bebiera directamente de la cafetera justamente como él lo hace y definitivamente ama que Natasha decidiera quedarse con él después de todo lo que pasó entre ellos en el pasado.

—Nat.

La pelirroja hizo un sonido con sus labios dándole a entender que lo escuchaba.

—Te amo.

Era la primera vez que Clint lo decía en voz alta y la primera reacción que tuvo fue inclinarse para besarla, impidiendo que ella le respondiera. Porque Clint sabía lo poderosa que era esa diminuta oración y sabía que si Nat decía algo como "es muy pronto" o cualquier estupidez parecida, lo destruiría.

Natasha le correspondió e intensificó el beso. Pronto, ella tomó la iniciativa y se sentó sobre su regazo; cuando el aire faltó en sus pulmones, ella ocultó el rostro en la curvatura del cuello de Clint y dejó un casto beso ahí, aferrando con sus brazos el torso de él. Clint solamente le correspondió, apegándola a su cuerpo.


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