Forty Three

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La estación estaba llena de una cantidad considerable de gente esperando el próximo tren tanto para abordarlo como para recibir a la gente que llegaba de este. Él era de los últimos, llevaba un pequeño cartel con el nombre de la persona la cual alzaría para que fuera posible encontrarle más rápido. Estaba más que feliz de volver a verle, tenía pintada una sonrisa y las manos le sudaban de lo nervioso que se había puesto desde hace unas horas. Esperaba que el encuentro fuera tal como se lo había estado imaginado desde hace meses incluso minutos.

Sintió que la boca se le secaba cuando vió el tren llegar su corazón comenzó a latir como si hubiera corrido unos buenos metros y las piernas le comenzaron a temblar, de alguna u otra forma seguía causando efecto en él.

Pronto el tren se detuvo la gente que esperaba comenzó a acercarse menos él, esperando con paciencia en el mismo lugar en el que había estado desde media hora.

La gente comenzó a salir y el bullicio se hizo más presente. Siguió en el mismo lugar mirando a todas partes y mostrando su cartel en alto, se sentía un tanto estúpido. Justo cuando pensaba en sacar su teléfono para llamarle un silbido llegó hasta sus oídos, un inconfundible silbido que le hizo girarse encontrándolo por fin.

Su sonrisa se ensanchó más de ser posible y caminó con pasos tímidos y torpes a diferencia del otro que se reunía a el casi corriendo.

-¡Cuánto tiempo! -exclamó el recién llegado mientras lo aprisionaba entre sus brazos

-El otro correspondió con la emoción atorada en su garganta.

-Maldito desgraciado, no sabes cuánto te extrañé.

Siguieron así unos minutos más hasta que se separaron mirándose con una cariñosa sonrisa.

-No ha pasado tanto tiempo y aún así lo sentí como 10 años.

-Puede ser poco pero me hacías falta. -admitió.

-Bueno, bueno -comenzó a decir mientras tomaba la maleta que había dejado en el suelo. -¿que tal si vamos a esperar el autobús mientras me pones al día?

El contrario sonrió. -Tengo tantas cosas que contarte.

Mientras leía la carta no podía evitar llorar su vista borrosa a causa del llanto le impedía leer bien, se quitó las lágrimas con violencia y se obligó a terminar.

Dobló con cuidado la carta y la dejó a lado suyo.

"Perdoneme por no estar a su lado"

No merecía a Taehyung, era casi un hecho para él, sabía que su pequeño iba todos los días para poder hablar con él, a veces lo escuchaba otras veces Namjoon se lo hacía saber pues dormía la mayor parte del tiempo.

Habían pasado únicamente 3 días pero el lo sentía como semanas, quería salir, abrirle a Taehyung y abrazarlo, decirle que lo perdonará y que no tenía culpa en absoluto.

Pero no podía.

Temblaba, sus ojos se llenaban de lágrima mientras se repetía una y otra vez que era una maldita basura y no merecía a alguien como Taehyung.

Se odiaba mucho por no poder cambiar por llorar siempre y por ser la persona más inútil del planeta. Se jalaba los cabellos con frustración mientras lloraba. Se odiaba así mismo y lo que era.

Era un puto inestable, ni siquiera podía tener a alguien a su lado sin que hubiera problemas.

"Apenas perdió su muñeco bailarín fue por otro para no aburrirse"

"No es tan difícil imaginarselos como amantes que solo se ven algún punto para tener sexo salvaje, me pregunto si está consciente de con quién se está acostando"

Agust D » ʸᵒᵒⁿᵗᵃᵉᵍⁱWhere stories live. Discover now