03| Neil Wilson, tenemos un proyecto

250 36 207
                                    

03| NEIL WILSON, TENEMOS UN PROYECTO

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

03| NEIL WILSON, TENEMOS UN PROYECTO

Neil

Después de dejarnos con mil quejas en la punta de la lengua, Juana da por finalizada la clase. Nos marchamos todos salvo Amelia, a la que le pide que se quede unos minutos. Las parejas que se han impuesto se alejan del aula presentándose y hablando entre ellos sobre la tarea. Yo espero a Amelia a la salida, pegado a la pared del pasillo, aunque me rugen las tripas y quiero irme a comer. Cuando aparece por la puerta está restregando su mano contra la tira de su mochila y mira a una baldosa por delante de sus zapatos. Tiene una cabellera repleta de rizos castaños, como muelles barnizados, que parecen casi naranjas. Le llega hasta la mitad de la espalda y le cae por la frente. Le tapan los ojos.

—¿Qué te ha dicho? —pregunto, al ver que no se da cuenta de mi presencia. Levanta la mirada de golpe y compruebo que sus ojos son como dos manchas nocturnas teñidas de estrellas. Los había confundido con negro, pero son de un azul, muy, muy oscuro, como el de las profundidades de un océano o el expiro de un atardecer en el que el sol se pone desde la otra punta del cielo. Cuando me miran, resaltan como roídos por un rayo. Luego vuelven a apagarse.

—¿Por qué quieres saberlo?

Me encojo de hombros.

—¿Curiosidad?

No parece estar tragándoselo, pero titubea unos segundos y abre la boca.

—Me ha preguntado si seré capaz de escribir este proyecto.

—¿Y lo serás?

Me mira por encima de unos párpados caídos y de repente sus ojos me parecen los más tristes del mundo.

—No lo sé.

—¿Qué te ha dicho ella?

Bufa.

—Que lo intente.

—¿Y tú que opinas?

Me mira de reojo, como si me evaluara.

—Que deberías buscarte otra pareja. A lo mejor alguien está interesado en hacer una novela de a tres. Siento que hayas tenido la mala suerte de que te toque conmigo, la única chica que se apunta a una clase de escritura siendo incapaz de escribir.

Levanta los brazos y deja que la gravedad se los tire a los costados. Luego me mira como si estuviera esperando que diga que tiene razón. La observo un rato.

—¿Qué prefieres hacer? ¿Novela o relatos? —inquiero.

—¿Eh?

—¿Novela o relatos?

—¿No me has oído?

—¿Me has oído tú a mí? No me importa tenerte como pareja.

—¿Por qué no? Debería. Entiendes lo que te digo, ¿verdad? ¿Has escuchado la parte en la que he dicho que llevo tres meses siendo incapaz de escribir?

Hasta consumirnos en palabrasWhere stories live. Discover now