》19《

254 70 49
                                    

La invitación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La invitación.

Aaron dormía plácidamente junto a mí, desnudo, con su cabello alborotado y un hilo de baba colgando de su boca. Se ve tierno, sexi y vulnerable.

Mi mirada viaja hacía el reloj del estante.

Son las 7:30.

—Mierda, Aaron, ¡llegaremos tarde a la escuela!

Doy un salto de la cama y me doy cuenta de que yo también sigo desnuda, así que tomo la sabana que nos tapaba a ambos y dejo al descubierto el cuerpo desnudo de Aaron. Pero él ni se mosquea. Es hombre, no les cuesta tanto prepararse, así que lo dejaré dormir un rato más mientras yo me baño.

Ingreso al baño, aún desnuda. Me observo en el espejo, y deslizo mi dedo por mis brazos, el recuerdo cruzó mi mente rápidamente.

Diecisiete. En tu cuerpo tienes diecisiete cicatrices

Mientras yo esté a tu lado, No habrá otra marca más en tu piel. No lo permitiré jamás.

Sus palabras suenan una y otra vez en mi cabeza, por primera vez en la vida, me sentía protegida. A pesar de que de esa misma persona, había algo que no me cuadraba, aún seguía teniendo mis dudas con respecto a ese chico.

Pero debo admitir que ese toque de misterio y esa pizca de ternura, me llama mucha la atención. Y no puedo evitar sentirme atraída por él. Como un metal dejándose llevar por el imán. Quería dejarme llevar, quedarme con él, sentirlo dentro mío una vez más.

Lo de anoche fue un impulso como lo tenían todos los adolescentes normales. Pero eso sería un antes y un después en nosotros. Y eso ambos lo sabíamos.

Minutos más tarde, al salir de mi relajante ducha, Aaron, seguía durmiendo. Una sonrisa se me escapó al ver cómo ese idiota terminó tenido lo que quería. A mí.

Vamos a ver cómo te pones cuando te dejan con las ganas, niño bonito.

Doy unos pasos lentos hacía él, una vez que la cama se interpone, comienzo a gatear encima, hasta llegar a Aarón. Teniéndolo frente a mí, comienzo a manosear su entrepierna, y de pronto, se despierta. Sus oscuros ojos negros encuentran los míos rápidamente, y se limpia la línea de baba que dejaba sus labios.

—Linda manera de despertar... —sonríe— ¿No te bastó con lo de anoche? —soltó una sonrisa picarona.

—Mira, niño bonito. Tendrás que hacer más que eso para satisfacerme.

—Eres insaciable, nena... Y eso me encanta

Aaron se mordió el labio inferior y pude sentir cómo se ponía duro mientras mi mano se movía con suavidad.

Tonto.

—Bien, es hora de irnos —anuncio y me aparto de él.

La cara de estúpido que puso no tiene precio.

ENCONTRARTE ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora