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La extraña visita

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La extraña visita

La llamada anónima.

—¿Era necesario que vengas con lentes y un sombrero como si estuvieras en una misión ultra secreta? —pregunta Aaron

Sí, me veía ridícula. Pero no quería que me vieran con él, bueno, no quería que Mel, me viera con el.

Aunque no tendría que preocuparme porque ella ahora estaba con Emilia... O eso creo. Pero por las dudas, el disfraz no está de más.

—Te callas y háblame sobre lo que averiguaste —exigí

Sí, todavía tenía mis sospechas con respecto a Aaron, pero tenía que saber si había averiguado algo de la patente.

—Está bien, Enola Holmes —no pude evitar sonreír ante esa absurda comparación— Patente ALK 203. Pertenece a Hugo Martínez, 57 años, y vive en la calle Escobar al 1600 —levanta su mano con la plantilla y puedo ver a un hombre en la foto, no logro reconocerlo, jamás lo había visto antes. 

—¿Buscaste si esta persona tenía algún expediente criminal?

Aaron asiente y luego dice:

—Sí, robo a mano armada, asesino de perros y... —lo miro con cara de asco y odio a la vez—Es broma, nena...

—¿Tengo cara de estar para bromas?

—Tienes cara de que quieres que te coja acá mismo, pero ese no es el punto.

—Ash, terminemos con esto o sino el próximo expediente que verás será el mío por intento de homicidio.

—Completamente en blanco —asegura rápidamente, pero... ¿Puedo confiar en él?— ¿Qué piensas hacer con esta información?

No tenía idea de qué hacer, ¿ir hasta su puerta y tocar el timbre preguntando si secuestró a Cloe?

Necesitaba algún plan, pero también necesitaba a mis amigos.

—Sea lo que sea que estés pensando hacer, yo te acompaño —agrega Aaron y yo solo asiento.

No sé si sea buena idea que me acompañe, pero lo necesitaba a la vista. Además, tendré a mis amigos cerca por si se revela.

No tenía las ideas claras aún, pero algo tenía que hacer, y necesitaba descubrir a mi madre. Esta noche hablaré con ella.

***

—Gracias por acompañarme —le agradezco a Aaron que está a mi lado

Me toma de sorpresa cuando estampa su boca con la mía para darme un tierno pico. No dije nada, ¿qué podría decir? Solo me limité a sonreír y disfrutar de la dulzura del sabor que dejaba su tierno beso.

—De nada, nena —da media vuelta y se va.

Me quedo parada en el mismo lugar unos segundos, mirando cómo Aaron desaparecía de mi vista. Pensando profundamente en si estaba haciendo las cosas bien y que tal si era mejor preguntarle de una lo que quiero saber.

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