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La fiesta, el beso y los pitos

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La fiesta, el beso y los pitos

La luz del sol que entra desde el gran ventanal me da en la cara y provoca que me despierte, a duras penas puedo acostumbrar mis ojos a la luz, y aun borroso, puedo ver a mis mejores amigos hablando, como si estuvieran en un círculo confidencial.

A un lado mío, puedo ver a Dylan abrazado a una botella de vino, colgándole un hilo de baba y su pelo blanco todo despeinado.

Una vez que pude preparar mi cuerpo para ser levantado, avanzo hacia mis mejores amigos, pero estos se callan al darse cuenta de que desperté.

Lían estaba pálido, con la mirada perdida y los labios secos. Me acerco a pasos rápidos hacia él sin importar el dolor de cabeza que me causa moverme rápido cuando recién me despierto. Me tiro encima de él para examinar si todo estaba en orden, le di un vistazo rápido y luego lo abracé.

—¡¿Estás bien?! ¡¿Te hicieron daño?!  ¡¿Estás herido?! ¡Habla de una vez, pedazo de idiota!

—Si me dejas respirar... Quizás lo haga... —A penas pudo decir esas palabras con el poco aire que llevaba en sus pulmones, por el abrazo fuerte que lo estaba aplastando.

—Lo siento, yo no sirvo para estas cosas.

—No me digas... —rodó los ojos hasta hacerlos blancos —Estoy bien.

"Estoy bien" dos simples palabras que siempre las usamos para escapar de un mar de preguntas que no queremos que sean respondidas.

Pero... ¿Era este el caso? ¿Debería interrogar a mi propio mejor amigo?

—Sé que tienes preguntas. Pero no las puedo responder. —Suelta Lían como si tuviera el don de leer las mentes y hubiera indagado en la mía —Y No porque no quiera.

Lo miré extrañada, no entendía qué quería decir con eso, busqué su mirada y la noté perdida en la nada, mirando hacia una dirección sin sentido.

—Desperté en mi casa, sin recordar nada... —Confesó.

Genial, estábamos en cero una vez más. Sin respuestas, sin nada.

***

Los cuatro desayunamos, nos bañamos y dormimos una siesta por lo cansados que estábamos, y esta noche sería la fiesta. Dylan había mencionado que ya tenía todos los disfraces. Todavía no había visto a Aaron por ningún lado, y por suerte mi mejor amiga no me había preguntado nada sobre la cita.

Aunque estaba rara, perdida, era raro, ella es superactiva y está todo el tiempo sonriente y molestando a todos.

Seguro la fiesta la animará.

# Hora de la fiesta #

—¡No pienso salir así! —grita Mel en el vestidor.

—¡Pero te debés ver hermosa! —ánima Dylan.

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