》15《

298 79 164
                                    

Somos cuatro personas tratando de hacer galletas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Somos cuatro personas tratando de hacer galletas. Siento que esto no terminará nada bien. A decir verdad, Dylan parecía prometedor, pero al momento que cruzó la puerta y mencionó que no sabía cocinar, pero que lo iba a intentar, la poca esperanza que tenía se esfumó por completo.

—Hubieras dicho que no sabías cocinar y buscaríamos a otra persona —me quejé

Amo pasar momentos con Dylan. Suele contarnos buenas historias.  Y además, a Lían le gusta Dylan, y en estos momentos él necesita algo en qué pensar que no sea su padre, así que le estoy dando la oportunidad de fantasear con el pito de Dylan.

—Tranquila, cariño, nada que Internet no pueda resolver —menciona Dylan, y luego se dirige a Mel —. ¿Me prestas tu teléfono?

Mel se lo entrega y volteamos para dirigirnos a la sala, pero la voz de Dylan nos detiene el paso:

—¡Mierda! —soltó, anonado, con los ojos bien abiertos, sorprendido por algo que vio.

—¿Qué pasa?—preguntamos Mel y yo, al mismo tiempo.

Dylan, boquiabierto, aún sorprendido, respondió:

—¡Es un maldito festival de pitos! —anunció Dylan, con una gran emoción

—¡Yo quiero ver! —soltó Lían, saliendo de los yuyos

La cara de Dylan cuando Lían mencionó eso, fue como un: desgraciado, y yo que pensaba que eras un cura o algo así

Mientras tanto, yo no pude contener la risa, y a Mel se le caía la cara de vergüenza, pero no se quedó callada. Ella nunca lo hace...

—¡Estúpido! ¡Ya me exhibiste! — gritó con furia y a la vez apenada.

—¡Hay de todo tipo, tamaños y colores! Déjame besarte la mano, ¡eres la puta ama de los pitos!

Por un momento había olvidado de todo. Olvidé la caja misteriosa, olvidé la rara actitud de mi padre en la habitación de Cloe, la conversación de mi madre con Aaron, y sobre todo de él. Tenía mi cabeza en un solo objetivo en este momento: ayudar a mi mejor amigo y a su padre.

Estaba claro que algo extraño estaba pasando con él. La actitud desapegada hacia su hijo, la regla que le impuso a Lían de no acercarse al sótano, y por si fuera poco, ya no venía a casa. Lo cual era extraño, porque se llevaban demasiado bien con mi madre para que de un día para el otro desapareciera casi al mismo tiempo que mi hermana.

No quise pensar en nada más, así que interrumpí la conversación de los chicos que todavía estaban hablando de pitos, pitos y más pitos.

—Bien, ¡manos a los pitos! —solté sin pensar en lo que dije — Quiero decir... ¡Manos a la obra!

Me corregí, pero ya era tarde. Dylan y Lían, ya tenían sus manos puestas en sus extremidades. Ah, y aunque Mel no tenga pito, siguió los pasos de los chicos e hizo lo mismo.

ENCONTRARTE ✅Where stories live. Discover now