Verdades. Capítulo 39.

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–Brindo por qué de nuevo está Camila con nosotros, que Clara tiene muchos proyectos en puerta y que Lauren se ha convertido en lo que su padre siempre deseó –Alejandro levanto su copa llena de vino blanco.

– ¿Cuándo pensabas decirme? –no pude evitar preguntar viendo a Clara.

– Lauren –susurró Camila mirándome con preocupación.

– ¿A qué te refieres? –la mujer que creía mi madre, preguntó con el ceño fruncido.

– ¿En realidad soy tu hija? –sus ojos se agrandaron cuando escuchó mis palabras.

El silencio en la habitación era contundente y la tensión creció.

–No entiendo de que va esa pregunta –bebí rápidamente el contenido de la copa frente a mí.

– Lo sabes perfectamente –cambié el punto de mi mirada y vi a Sinuhe evadir el contacto con mis ojos.

– ¿Ella es mi verdadera madre? –Alejandro se puso de pie.

–Vamos Sofía, iremos por un helado –el hombre se llevó a la pequeña.

– ¿Alguien me responderá? – Chris y Taylor tenían la mirada baja –Comienzo a pensar que soy la única estúpida que no lo sabía –una risa salio de entre mis labios.

–No encontrábamos el momento adecuado para decírtelo, a decir verdad no esperábamos que fuese necesario en algún momento –Clara me miró con un semblante indescriptible.

– ¿Es por eso que nos querían separadas? –la voz de Camila atrajo nuestra atención.

–No, de verdad estábamos en desacuerdo en que hubiese una relación entre ustedes. Son mujeres –la manera despectiva en que lo dijo Sinuhe me hizo enojar.

–Pero también hermanas –dijo Camila con decepción.

–No lo son –Camila y yo nos encontrábamos confundidas.

–Pero somos tus hijas –la castaña se mostró molesta ante su frustrante confusión.

–Lauren es mi hija biológica y en todo caso es hermana de Sofía, no tuya –Sinuhe suspiró con fuerza –Fuiste adoptada Camila –la mujer frente a mi se quedó muda y yo no podía creer todo lo que escuchaba.

–No entiendo nada –espeté pasando las manos por mi cabello.

–Sinu y yo somos hermanas –comenzó Clara –Ella se enamoró de un chico malo, y joven se embarazó de ti –sus miradas estaban sobre mí –Era obvio que no podía decirle a nuestros padres ya que estaba saliendo a escondidas con él y además él se fue cuando se enteró. Al mismo tiempo yo empezaba a salir con Michael, mis pares lo adoraban y estábamos a nada de casarnos. Michael quería hijos y supuestamente yo no era capaz de ello así que decidimos que el bebé sería de Michael y mío, mis padres no se enterarían –Clara miró a su hermana dejando que ésta continuara.

–Dejamos Cuba y nos vinimos a New York después de que ellos se casaran. Hice todo lo posible por ocultar mi embarazo de Mike y Clara pretendía estar embarazada. Pronto todo perecía estar a nuestro favor ya que Michael tuvo que ir a Miami durante un año por negocios; cuando regresó yo ya no estaba embarazada y Clara tenía un bebé en brazos –al termino yo estaba sin palabras y apostaba por qué Camila estaba igual que yo.

–Lo único que no entiendo es que papá esté molesto contigo –dijo Camila con una mirada pensativa.

–Cuando lo conocí gracias a Michael nos llevamos estupendamente y nos enamoramos. En una conversación sin darme cuenta le dije que estuve embrazada –la mirada de Sinu se volvió nostálgica –A él le hizo mucha ilusión ser padre y quería conocer a mi hija. Yo ya no tenía una hija así que mentí y dije que estaba en Cuba con sus abuelos –bebió un poco de agua –Clara, Lauren y yo fuimos a ver a mis padres; estando allá escuchamos sobre una mujer enerma que no tenía donde dejar a su hija –miró a Camila –Tú –le regaló media sonrisa –Sin problemas te adopté y te llevé a casa con Alejandro y conmigo. Más tarde te registraríamos como su hija también. Ahora él, hace poco se enteró al ver el registro de adopción –una lágrima cayó por su mejilla pero la limpió enseguida.

–Tus abuelos se dieron cuenta de todo cuando fuimos a Cuba esa vez y desde entonces no supimos nada de ellos –comentó mi madre.

El silencio dominó la habitación.

–Es por eso que papá intentó aquello contigo Lauren – Chris llamó nuestra atención – Él lo supo y creyó que no le dolería hacerte aquello pero no fue así; tú ya eras su hija –me puse de pie.

Sin poder decir algo más, sin ánimos de seguir escuchando y sin valor para mirar a alguien camine hasta la puerta.

– ¿Puedo ir contigo? –la mano de Camila tomo una mía y me detuvo.

–Preferiría estar sola un momento –dije sin mirarla y enfocándome en las puertas –Pero tal vez más tarde te invite a salir –decidí mirarla y vi una sonrisa tímida en su rostro.

Salí de la casa sin más interrupciones pero me encontré con Andrew recargado en su auto encendiendo un cigarrillo. No pude evitar recordar la primera vez que lo conocí.

– ¿Gustas? –acepté tomando un cigarrillo.

– ¿Todas las familias están llenas de mierda? –me acercó la llama del encendedor.

–Estoy seguro de que la mayoría lo están –nunca había escuchado sobre la vida personal de mi guardaespaldas y no quería entrar en una zona íntima.

–Es hora de regresar al trabajo –di una calada y solté el humo lentamente.

Después de que Lauren se fue seguimos hablando pero no del pasado sino para ponernos al día. Me sentía extraña ahora después de saber la verdad, si es que lo era.

– ¿Diga?su voz sonó al otro lado del móvil.

–Hola Lauren –de pronto me sentí como una tonta adolescente.

–Oh, hola. Olvidé que no tengo tu número y estaba a punto de llamar a David para saber si me lo podía dar pero después pensé que... –solté una risa y me sentí enternecida –Lo siento, estoy hablando mucho ¿No?por su tono me la imaginé sonrojada.

–Sólo un poco, pero es lindo – hubo un poco de silencio.

–Estoy a punto de salir del trabajo y me preguntaba si quisieras acompañarme a una fiestatal vez era mi idea pero parecía que la Lauren fría e intimidante de la pasada noche cambió por la Lauren de antes.

–Claro, me encantaría –mi emoción no pudo ser disimulada y me avergonzaría si viera mi enorme sonrisa.

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