Florencia. Capítulo 36.

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–Buen día señorita, llamamos del hotel Il Salviatino –escuché del otro lado del teléfono a una mujer con un perfecto acento italiano –Llamaba para confirmar la reservación del próximo sábado.

–Oh, cierto –había olvidado la reservación en el hotel de Florencia –Confírmela por favor –dije segura aunque por dentro dudaba.

Después de la llamada me quedé pensando sentada en la silla de mí ahora oficina.

Camila y yo habíamos hecho un plan antes de que ella se fuera, lo único que esperaba era que ella no lo hubiese olvidado.

– ¿Y crees que ella irá? –preguntó Dinah sentada del otro lado del escritorio.

–No lo sé pero nada pierdo en ir –dije antes de un largo suspiro.

– ¿Qué le dirás? Claro, si la ves –miraba el blanco techo de mi oficina y jugaba con el bolígrafo de entre mis manos.

–Eso tampoco lo sé, no quiero planear un discurso porque al final sé que no diré nada pero por lo menos me gustaría que me explicara el motivo de su partida –miré a mi amiga y la vi en su móvil.

–Lo lamento, tengo que ir a ver a Normani –se puso de pie.

–Bien, nos vemos mañana –nos despedimos y se fue.

Llevar una compañía y dos carreras era agotador pero aun así me gustaba todo eso. Taylor y yo estábamos planeando trabajar con las cintas que papá le dejó a mi hermana. Eran fragmentos de entrevistas a varios músicos de diversos géneros. Habíamos decidido que una película con ello sería genial; mis estudios en artes escénicas me servirían de algo.

–Señorita, su hermano quiere verla –anunció mi secretaria abriendo la puerta.

–Que pase –baje los papeles que tenía en la mano y vi a Chris entrar.

–Lauren, necesito que me firmes estos papeles –al acercarse a mi noté que su aliento apestaba a alcohol.

–Chris, te he dicho que no aceptaré que vengas a trabajar en este estado –me puse de pie.

–No soy tu maldito empleado –se puso a la defensiva como lo venía haciendo desde hacía unas semanas.

Su apego a la bebida cada vez iba en aumento, a tal grado que Cinthya me pidió ayuda para hacer entrar en razón a mi hermano después de una discusión entre ellos.

Sabía que mi hermano quería a la chica pero también seguía siendo un chico de casi 19 años y no estaba listo para muchas cosas en ese entonces.

–Lo siento pero lamento decirte que si lo eres –su rostro se oscureció.

–Yo lamento que mi padre te haya vendido tiempo atrás, ahora todo sería distinto y él no intentaría compensarte con todo esto… –abrió las manos señalando dentro de la oficina –…aun después de muerto –intentaba no tomarle importancia a sus palabras cuando estaba bebido pero no podía evitarlo –Sé que esto no es lo que tú quieres –parecía calmarse un poco.

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