Vacaciones. Capítulo 11.

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POV Lauren

Durante las vacaciones estaría en casa con mi familia, también Chris lo haría dejando su departamento en manos de su mejor amigo con quien comenzaba a compartirlo.

Camila se iría a Cuba unos días con su familia pero me había prometido llamarme todas las noches.

Nuestra relación comenzaba a ser no sólo de besos y caricias sino que comenzábamos a conocernos mejor y también empezaba a encariñarme con ella pero aún nadie sabía nada acerca de nuestra relación. Tenía que aceptar que me asustaba el hecho de que alguien lo supiera, tenía miedo al rechazo de todos, de mi familia, amigos, compañeros, en fin de todos. Y es que siempre había sido muy insegura de mi misma, aunque dijera que no me importaba lo que los demás dijeran sobre mí era obvio que si me importaba y mucho pero también quería estar segura que entre Camila y yo iba a pasar algo más, que todo esto no era un juego o un experimento.

–Lauren, cariño –mi padre entró a la sala y se sentó junto a mí en el sofá haciéndome bajar el libro que estaba entre mis manos.

– ¿Qué pasa? –pregunté mirándolo.

–Saldré de viaje a Londres mañana por la mañana y la subasta de fin de año se acerca –no entendía cuál era su punto.

–Lo sé, los padres de Kevin se encargaran este año –respondí tomando el vaso de jugo que Cinthya, una de las sirvientas me trajo.

–De eso se trata, la subasta no la podrán llevar a cabo ellos y nosotros hemos sido elegidos para organizarla pero no podré hacerlo yo porque regresaré de Londres un día antes de la subasta –ahora entendía lo que mi padre quería.

–Mamá puede hacerlo –excusé.

–Puedo hacerlo pero tengo que salir de emergencia a Italia dentro de tres horas –mi madre entró a la sala bastante elegante poniéndose un arete.

–Tu puedes hacerlo Lauren y Chris puede ayudarte –mi padre me miraba casi rogando.

– ¿Ayudar en qué? –mi hermano pregunto antes de morder una manzana y sentarse en el sofá frente a nosotros.

–La subasta de fin de año –dije ladeando la cabeza.

–Genial, podremos hacerla mejor que los Morrison y restregarles lo asombrosos que somos los Jauregui –mi hermano estaba entusiasmado.

–Pero nada de bailarinas exóticas –advirtió mi mamá antes de salir con unos papeles en la mano.

–Pero mamá –renegó Chris.

–Tu madre tienes razón hijo –el chico bufó.

–Que aburridos –se puso de pie y salió por donde mi mamá lo había hecho.

–Está bien ¿pero qué subastaremos? –mi papá se paró y besó mi mejilla.

–Eso lo tendrás que pensar tú y avisarme antes de pasado mañana, recuerda que tienes menos dos semanas –mi papá salía del lugar dejándome sola con mi frustración.

Estaba en el jardín recostada sobre el césped mirando el cielo con los casquillos puestos en mis odios mientras Alexander dormía en mi abdomen.

–Chris me comentó de la subasta –escuché a mi hermana junto a mí sentada en su silla de ruedas.

No es que Taylor no pudiera caminar sino dar unos cuantos pasos la cansaba y de hecho ella no sabía lo que era correr pues su corazón no se lo permitía.

–Sí pero primero necesito saber que se subastará y Chris no está –me recargue en mis codos.

–No creo que nuestro hermano esté muy interesado en esto –asentí mirando al cielo de nuevo.

–Señorita Lauren, un joven la busca –miré a nuestro mayordomo –La espera en la bodega.

–Gracias Joseph –el hombre asintió y se adentró de nuevo a la casa.

– ¿Me acompañas? –mi hermana aceptó y la lleve conmigo hasta la bodega.

–Hola Lauren –me saludó con un choque de puños –Hola Tay –le besó la mejilla a mi hermana.

–Hola Francis –saludamos al mismo tiempo.

– ¿Qué te trae por aquí? –pregunté viendo una grúa en la entrada de la calle a la bodega.

–Una maravilla que sé que sólo tú puedes reparar querida –mi castaño amigo silbo e hizo que un viejo auto fuera atraído con la grúa –Un Porsche 356 de 1960, toda una belleza que conseguí por tan sólo 3,000 dólares –estaba segura de que mi quijada había caído.

–Es increíble –rodeé el auto que estaba en muy mal estado.

–Le falta pintura, los cristales, una limpieza a los interiores, un motor que funcione y unos cuantos detalles más pero nada imposible –mi amigo me observaba detallando el auto –Y aquí están las llaves –me giré hacia él y extendí la mano para recibirlas.

–Será pan comido y para cuando termine se verá como nuevo –le dije sonriente.

–Lo sé, por eso lo he traído para ti –se puso unos lentes oscuros que acompañaban su lujoso traje negro –Cuando termines con él y lo vendamos tendrás tu parte y yo la mía –me sonrió –Llámame si necesitas algo –se despidió de nosotras.

–Sabes Lauren, me agrada que ganes tu propio dinero de ésta manera y no estires la mano a papá como Chris –Joseph se acercó con mi cámara en sus manos.

–Aquí tiene señorita –me entregó la cámara.

–Gracias –la tomé con una sonrisa pues él ya sabía que amaba fotografiar los autos viejos que llegaban a mí desde hace dos años.

–Es toda una belleza –él hombre admiró la pieza frente a nosotros.

–Así es Joseph, así es –mi hermana respondió.

–Sería todo un espectáculo ver autos clásicos en venta –escuché a mi mayordomo y mi mente se iluminó.

– ¡Eres un genio! –lo abrasé emocionada y dejé un beso en su mejilla.

–Taylor, ya tenemos un tema para la subasta –mi hermana sonrió y al mismo tiempo asintió.

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Supongo que pronto se darán cuenta de mi frustada obsesión por los autos :p

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