Regreso a clases. Capítulo 17.

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POV Lauren

Eran casi finales de enero y estábamos de regreso en la escuela. Me gustaba la escuela a decir verdad, me gustaba sorprenderme con cosas que nunca aprendería fuera del colegio. Además también me agradaban mis profesores.

–Buen día –salude a los guardias en la entrada de la residencia y ellos respondieron mi saludo.

– ¿Ally? –pregunté abriendo la puerta y no recibí respuesta – ¿Ally estas aquí? –de nuevo el silencio reinaba el lugar –Supongo que tenemos suerte Alex –susurré entrando a mi habitación.

Puse mi mochila sobre la cama y la abrí para encontrarme con la fija mirada de mi siamés.

–Lo siento pequeño pero no podía dejar que te vieran –lo tomé entre mis manos y bese su cabeza sintiendo los ronroneos del minino.

–Vaya, Lauren Jauregui rompiendo las reglas –escuché por fin a Ally que estaba recargada en el marco de la puerta. Giré para verla y fue cuando noté seriedad en su rostro.

–Lo siento Ally pero estaba triste en casa de mis padres y yo no puedo estar más sin él –me senté en la orilla de la cama con el pequeño en mis piernas.

–Me da igual, no quiero que entre a mi habitación –el frio tono de mi amiga me intrigaba.

Parecía molesta conmigo y supuse al final que era porque no la llamé durante las vacaciones, tampoco la vi en la salida que Dinah planeo para las cinco ya que ella no nos acompañó.

–Está bien –respondí con voz tenue y mi gato se recostó sobre las almohadas de mi cama –Ally ¿estas molesta conmigo? –soltó una risa irónica y salió de mi habitación; segundos después escuché la puerta principal cerrándose.

Faltaba media hora para el comienzo del primer periodo. Me metí a la ducha para despertar un poco y salí envuelta en una toalla. Abrí el closet de mi habitación en busca de mi uniforme pero sólo encontré la camisa, la corbata y el chaleco negro.

–Rayos, olvidé recoger la falda y la chaqueta de la tintorería –me golpeé la frente con la palma de mi mano.

De pronto recordé por que no cumplí mi cometido. Camila apareció en mi casa justo cuando iba a hacerlo y en lugar de ir por el resto de mi uniforme terminamos yendo a la presentación de la banda de unos amigos en un café en el centro.

–Demonios –susurré poniéndome el sostén antes de ponerme la camisa, seguido de mis pantalones de cuero negros. Estos se ajustaban perfectamente a mis piernas y me gustaba sólo que no para ir a clases. Tomé mis botines negros, até mi corbata y me puse el chaleco.

Faltaban diez minutos para las clases, estaba finalizando el delineado en mis ojos y poniendo color a mis labios. Mi cabello ondulado y torpemente cepillado.

–Nos vemos más tarde Alex –acaricié su cabeza y salí con mi mochila en el hombro –Joder –estaba a cinco minutos del toque.

Bajé las escaleras corriendo, pasé el jardín corriendo y casi no había alumnos en los pasillos. Tenía que correr al segundo piso y estaba agradecida de mi buena condición física.

Aun no sonaba el timbre y veía cada vez más cerca la puerta del salón.

– ¡Jauregui! –el prefecto me detuvo antes de entrar.

Mierda –pensé al ver que estaba a casi nada de lograr no arruinar mi perfecto registro de asistencia y puntualidad.

–No creo que ese sea el uniforme de esta institución –comenzó y justo sonó el timbre.

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