El resto de la noche. Capítulo 22.

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POV Camila.

Cuando miramos hacia la puerta nos encontramos con Katherine quien se disculpó antes de cerrar de nuevo la puerta.

–Esto no puede ser posible –dije mirando al techo.

–Creo que debería ir con ella y pedirle que no diga nada –miré los ojos verdes de mi novia y asentí sin mucho ánimo –Vamos –Lauren abrió la puerta del baño y me invitó a salir.

–Las estaba buscando ¿qué hacían en el baño? –miré con nerviosismo a Lauren cuando la voz de Clara se dirigió a nosotras.

–El vestido de Camz tenía un problema y le ayudé –contestó como si eso fuese verdad.

–Bien, entonces andando que tienen que acompañar a los hermanos Williams –se puso detrás de nosotras y prácticamente nos llevó a empujones.

–Lamentamos la tardanza –dijo mi novia cuando nos acercamos a los chicos que platicaban con otros jóvenes.

–No se preocupen –me sonrío Josh y puso su mano alrededor de mi cintura. Sólo pude notar la discreta mirada incomoda de Lauren.

–Es hora de pasar al comedor –anunció la Señora Williams con una sonrisa.

Al pasar al gran comedor había dos grandes mesas meticulosamente adornadas con flores y velas, los platos de porcelana y los cubiertos de plata con oro incrustado.

–Aquí –indicó Josh una silla donde la recorrió para mí. Vi que junto a mi Clark hacia lo mismo con Lauren dejándonos una al lado de la otra.

Frente a nosotros estaban Katherine y Chris. Al mirar a la chica me sonrojé y no pude más que bajar la mirada. Al hacerlo vi la mano de la ojiverde sobre la mía. Levanté la mirada y vi una tranquilizadora sonrisa de su parte.

La cena había sido a base de exóticos platillos, pero realmente deliciosos.

Después de comer con agrado se hicieron presentes las absurdas bromas, se abordaban temas de economía y política e incluso de historia, como siempre.

–Lauren ¿puedes venir conmigo? –preguntó Katherine a mi chica. Miré a ambas. Lauren se puso de pie y la menor de los Williams me sonrió.

POV Lauren

Caminé detrás de Katherine hasta entrar a una gran habitación, un estudio. Las luces eran tenues pero lo que más iluminaba era la luz de la luna.

–Entiendo ahora todo –comenzó a decir viendo por el ventanal.

– ¿A qué te refieres? –fruncí el entrecejo y di dos pasos separándome un poco de la puerta.

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