๑GOLDEN EYES
Siete años lejos y no pensaba volver.
Eso hasta que Deucalion nombró al alfa por quien irían.
Volver al lugar donde nació traerá a su vida un sin fin de recuerdos y emociones que pretendía olvidar, pero reencontrarse con parte de su...
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Dejo a Liam en el hospital y hablo solo un par de minutos con Melissa porque está demasiado ocupada con los pacientes del tractor volcado, luego vuelvo a la escuela. Scott y los demás aparecen casi de inmediato.
—Sana y salva. —Le entrego las llaves—. El día de hoy me dejó cansada.
—Sí, la mudanza fue estresante —comenta el alfa.
—Y yo no puedo creer que seamos vecinas —chilla una emocionada Lydia—. Será asombroso.
—¡Ya sé! —sonrío— Bueno, nosotros, tenemos... algo pendiente, así que nos vamos.
Nos despedimos de todos y Scott conduce hasta su casa, al llegar a penas cierra la puerta, me besa con intensidad, suspiro cruando se aparta.
—Debo darte tu regalo —susurra contra mis labios.
—Scott, no tenías que molestarte.
—No digas eso, nunca sería una molestia algo relacionado contigo —sonríe—. Honestamente, no sabía que regalarte porque bueno... lo tienes todo. Las ideas de Lydia no me convencían y ni hablar de las de Stiles —río imaginando las ocurrencias de nuestro amigo.
Toma mi mano guiándome hacia la escalera.
—Pero todo se iluminó cuando llegó a la veterinaria Poppy —dice con misterio—, y supe que era un regalo perfecto para ti.
—Estoy muy confundida en este momento —comento y sonríe.
—Poppy es una perrita, paciente de años de la veterinaria. Llegó dando a luz, atendimos el parto y tuvo tres cachorros pero ella finalmente no sobrevivió —suspira—... Su humana estaba muy afectada por la pérdida y nos preguntó si conocíamos a alguien que quisiera adoptar y pensé inmediatamente en ti.
»Recuerdo que me contaste que siempre quisiste un perrito, así que... —abre la puerta de su habitación y me quedo sin palabras. Una minúscula bola de pelos marrón claro duerme sobre la cama—. Felices dieciséis, lobita.
—¡Es... es hermoso —siento las lágrimas en mis mejillas. Luna llena, ¿recuerdan?—. ¡Ay, Scotty! Es el mejor regalo que me han dado en la vida. —No logro moverme del shock producido por la ternura que me da entre lo que Scott dice y la imagen del cachorrito durmiendo.
—No es mejor que el regalo de Deucalion. —Rasca su nuca.
—Solo cállate y bésame, ¿quieres? —Ríe y se acerca a hacerlo.
—Tengo algo más para ti —dice al separarse.
Me acerco a tomar en brazos al peludito y es extremadamente suavecito y huele bien para ser un perro. Es muy calientito y lo acaricio con cuidado, nunca había tomado un perrito tan pequeño.
