๑GOLDEN EYES
Siete años lejos y no pensaba volver.
Eso hasta que Deucalion nombró al alfa por quien irían.
Volver al lugar donde nació traerá a su vida un sin fin de recuerdos y emociones que pretendía olvidar, pero reencontrarse con parte de su...
DEDICADO A TODXS QUIENES ME HAN APOYADO ESTE AÑO Y CINCO MESES, GRACIAS TOTALES, BABES 💛
*Capítulo final acto siete; capítulo final GOLDEN EYES
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Scott McCall
Miro a Sophie y tiene una sonrisa amplia en su rostro, luciendo casi... orgullosa. Le sonrío brevemente y me guiña uno de sus bonitos ojos verdes.
Deucalion no tarda en aparecen frente a nosotros, Sophie lo abraza y él le devuelve el gesto, deja un beso en su pelirrojo cabello y luego se separa.
—Desafortunadamente hay una diferencia crucial al enseñarles a pelear a ciegas —dice el mayor.
—No estamos ciegos —comprendo, el asiente.
—¿Y eso cambia mucho las cosas? —inquiere la pelirroja curiosa.
—A menos de que pasen días caminando con los ojos vendados, el Anuk-Ite solo tiene que hacer que abran los ojos —contesta dándonos la espalda.
—¿No podemos mantenerlos cerrados? —pregunta lobita, la miro y tiene el entrecejo fruncido, luciendo hasta adorable.
—No es tan fácil —asegura su padre—. ¿Qué pasa con tus ojos cuando te asustas?
—Se abren mucho —respondo de inmediato.
—Para tener más luz —explica el mayor—. Enviarle más información al cerebro, y manejar mejor lo que tienes en frente.
—Entonces es más difícil de lo que parece —murmura la beta mirándonos.
—Pero no imposible —susurro, la miro a ella y luego a su padre—. ¿Qué sigue?
—En las escuelas para ciegos, los llaman entrenamiento con antifaz.
—Eso no suena muy original —comenta la pelirroja mientras recibimos las vendas, su papá le da una mirada seria y ella sonríe con inocencia, fingida, por cierto.
—Usaremos vendas normales y empezaremos con la ecolocación —declara.
—Sonido —comento comprendiendo.
—Les enseñaré como usar la termocepción —continúa.
—Calor —señala Sophie.
—Equilibriocepción...
—Balance —agrego, él asiente.
—Y propiocepción —concluye.
—Presión —decimos al vez y nos sonreímos, su padre suelta un bufido.
—Adelante —masculla y apunta con su cabeza nuestras manos.
—Te ayudo —dice Sophie y toma mi venda, la pone sobre mis ojos y la amarra en la parte trasera de mi cabeza.
