XXXIII. Back to Frequencies

2.3K 174 350
                                    


"VOLVER A LAS FRECUENCIAS"


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


—Lobita —un susurro suave me hace rodar y cubrirme más con el edredón, después de despertar casi a las siete de la mañana volví a dormir hasta ahora—. Despierta, tú papá nos llama a comer.

—No quiero —gimoteo y tapo mi cabeza con una almohada.

—Te dejó pasar el desayuno, pero ya es hora del almuerzo, bebé. —Me quita la almohada.

—Por favor, cachorro —pido y volteo a verlo, le doy mi mirada más tierna y niega con su cabeza—. Scotty, no quiero levantarme —susurro y hago un puchero.

—No puedes estar sin comer —intenta hacerse el duro pero suspira rendido—. Intentaré convencer a tu padre.

—Eres el mejor —le sonrío levemente.

Me siento demasiado cansada, supongo que son los efectos de estar llorando gran parte de la noche y madrugada hasta que mi cuerpo no pudo más y me quedé dormida.

Escucho sus pasos alejarse y cierro mis ojos en un vano intento por despejar mi mente y volver a dormir.

No hay nada en el mundo que ame más que dormir, soy una loba muy floja, eso lo tengo asumido hace dieciséis años, pero es que el placer de dormir en una camita suave y cómoda es algo sagrado, y más cuando quieres escapar de la realidad. 

Y ese es mi plan hasta que identifico la presencia de dos personas más en la habitación.

—No —lloriqueo y cierro los ojos con fuerza.

—Hija... —la cama se hunde a mis espaldas—... yo entiendo que no es fácil para ti y que estás comenzado a asimilar todo lo que recordaste —dice suavemente—. Pero no puedo permitir que te descuides, debes alimentarte, cariño.

—No tengo hambre, —murmuro sin fuerzas.

—Sophie, debes comer, no es una sugerencia, es por tu bien —asegura.

—No pudo enfermarme por no comer —le recuerdo volteando en su dirección pero no abro mis ojos—. y solo es un día.

—No es una pregunta, necesitas fuerza para seguir y pasar por todo esto.

—Está bien —me resigno y abro los ojos.

Veo los ojos brillantes y azules de papá, la preocupación latente en ellos y me siento mal por ser la causante de tal sentimiento desagradable.

Camino hasta el baño para hacer mis necesidades, me lavo las manos al terminar y subo por fin mis ojos hasta el espejo. La imagen que me entrega es horrible, tengo maquillaje viejo esparcido por el rostro, los ojos inflamados y enrojecidos, mi cabello definitivamente no está en su mejor momento.

GOLDEN EYES || teen wolfWhere stories live. Discover now