๑GOLDEN EYES
Siete años lejos y no pensaba volver.
Eso hasta que Deucalion nombró al alfa por quien irían.
Volver al lugar donde nació traerá a su vida un sin fin de recuerdos y emociones que pretendía olvidar, pero reencontrarse con parte de su...
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Despierto por lo suaves ladrido de cachorrito, está parado en sus patitas traseras apoyado en la cama, queda muy por debajo y suspiro al ver su linda carita, su lengua está afuera y respira agitado.
Anoche, luego de que Scott me pidiera ser su novia, vinimos a casa y a pesar de que al principio se negó, lo convencí de dejar algo de ropa en mi armario, para no tener que ir y venir cuando se quede.
—Hola mi amor —lo tomo en brazos y lo subo a la cama.
Lame mi cara y río divertida apartándome, lo dejo entre el alfa y yo y comienza a hacer lo mismo con él, se remueve adormilado y murmura algo inentendible hasta que abre un ojo y sonríe.
—Déjame dormir, pulgoso —lo aprieta entre sus brazos.
—¡No le digas así! —Regaño y se lo quito, cargándolo con delicadeza—. Pulgas tendrás tú.
—Buen día, novia —dice divertido y sonrío.
—Buen día, novio —me atrae a sus brazos, acaricia mi cintura y esconde su cabeza en mi cuello, su respiración me estremece y suelto al bebé que se baja graciosamente de la cama—. Amaneciste cariñoso.
—Uhmm... es que te extrañé, lobita—casi ronronea.
—Yo también, cachorro —suspiro al sentir sus labios recorrer mi cuello, llevo mi mano a su nuca y lo acaricio casi con pereza—. Scott —jadeo cuando succiona un punto haciendo que se erice mi piel y bajo mi mano por su espalda desnuda.
—¿Uhmm?
—Eso se siente... —suspiro ruidosamente—... muy bien.
—Quiero hacerte sentir bien, bebé —susurra en mi oído.
Quita mi camisa de dormir dejándome desnuda, su boca baja por mi cuello hasta mis clavículas, muerde levemente la piel de una y gimo despacio, es mi maldito punto débil.
Una de sus manos acaricia mi pecho izquierdo mientras la otra muy lentamente llega a mi entrepierna, y luego hace algo asombroso, besa el contorno de mi pecho y lame mi tatuaje haciendo que un gemido se me escape.
—Definitivamente la lavanda se convirtió en mi flor preferida—susurra y vuelve a hacerlo, tomo sus brazos y los aprieto con fuerza, dos meses sin tenernos no se recuperan en dos días.
Mientras me dejo querer por el alfa, mi teléfono suena y lo dejo pasar, pero a la cuarta vez suspiro frustrada. Scott quita su mano de mi área de chica y besa mi cuello antes de apartarse, se deja caer en la cama de espalda.
—¿Aló? —contesto molesta.
—Necesito respuestas —y ese es Mason—. Lo sé todo, Sophie, Liam me lo dijo.
