LVII. No More Truces

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De alguna manera a Liam se le ocurrió un plan, y ahora estamos con Scott, Malia, Lydia y Argent en el auto a las afueras de la armería de la familia cazadora.

—¡Funcionó! —exclama Lydia de pronto.

—Ya era hora —festeja Malia amargamente y hace el ademán para abrir la puerta.

—No, espera —dice Scott y presto atención a mi alrededor.

—No puede ser —susurro mirándolo.

—También los escucho —anuncia la coyote.

—¿Qué cosa? —pregunta Lydia.

—Latidos —responde el alfa.

—¿Cuántos? —inquiere Chris.

—Diez —dice tentativamente Scott.

—Por lo menos diez —añado, Malia asiente.

—¿Vamos a entrar o no? —cuestiona Lydia.

—No —dice de inmediato el mayor—. La armería ya debería estar vacía.

—Podemos acabar con unos cazadores si es necesario —Malia dice con simpleza.

—Nos enfrentamos a una docena de cazadores bien armados con órdenes de matarlos —regaña Argent—. Cuando los vean...

—¿Cómo se supone que entremos? —susurra Malia.

Y esa es una interrogante que en este preciso momento no tiene respuesta.

De pronto Chris enciende el motor pero mi prima lo apaga antes de que el contacto termine.

—Gerard cree que nos fuimos, es un buen plan —comenta.

—Es el único plan —suelto con amargura.

—Y no funciona —comenta Chris.

—Podemos hacer esto —alienta la coyote.

No puedo evitar mirarla confundida, ¿desde cuándo es tan optimista?

—Hay que votar —sugiere Malia y froto mis ojos cansada.

Estoy siendo demasiado dura con ella en mi cabeza.

—Solo hay que darle a Liam más tiempo —dice Scott.

—Tenemos diez minutos —anuncia Argent—. Diez minutos antes que la gente de Gerard note el vehículo, cuando pase, nos verán como una amenaza en potencia.

—Lydia —llamo al verla con la mirada perdida mientras toca el parabrisas, tomo su hombro y se sobresalta—. ¿Estás bien?

—Sí —suelta en un suspiro—. Eso creo...

—Deberíamos cancelar la misión —insiste el ex cazador.

—Intentaron matar a Brett y Lori —espeta Scott—. Jiang y Tierney están desaparecidos, Gerard nos lleva un paso de ventaja, tenemos que hacer esto ahora.

—Estamos muy expuestos, Scott —le recuerda Chirs.

—Tenemos diez minutos...

—Nueve —murmura el ojiazul mirando su reloj.

No pasa más de un minuto cuando Scott intenta abrir la puerta.

—Al diablo —susurra.

—¿Qué haces? —pregunto a la misma vez que Lydia.

—Alejarlos de aquí para poder entrar —dice agitadamente.

Malia se estira por encima de mí para poner el seguro e impedirle pasar, la miro con extrañeza y me obligo a convencerme de que solo estoy siendo paranoica.

GOLDEN EYES || teen wolfOù les histoires vivent. Découvrez maintenant