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Scott:

Lo que menos soporto de las exhibiciones de arte a los que requiero a asistir, son a los críticos nefastos, que no dejan de dañar una obra sacando sus opiniones, opiniones que nadie pidió.

Es un trabajo, bien, no quita que sea nefasto.

Sin embargo esta vez ha sido mi culpa, porque fui yo quien le hizo caso a Luka, después de que me dijera que venir quizás me quitaría el bloqueo en el que me encuentro.

—¿Cuánto tiempo nos quedaremos aquí, Luka?. —Pregunto con los ojos sobre una de las pinturas nuevas que decora el museo.

Una perfecta Dalia roja, en un bello atardecer , aunque la pintura da la impresión de estar a segundos de oscurecer, por lo cual es difícil adivinar si realmente es un atardecer o no.

—Señor, aún hay algunos críticos que debe conocer. —Me indica, Luka es mi mayordomo, compañero y quien cuido se mi desde que mis padres fallecieron, aproximadamente cuando cumplí la mayoría de edad.

—Preferiría estar en casa pintando.

—¿No quiere saber cómo le Irán a sus pinturas?

—Sabes que me importa menos la opinión de un crítico. —Respondo, pinto porque me gusta, porque amo el arte, porque amo apreciarlo, pero esos hombres y mujeres alla afuera solo vienen a criticar. —Ve por el coche.

—Enseguida, señor.

Veo su figura desaparece y le doy un último recorrido a las piezas de arte, doblo las mangas de mi camisa y estoy listo para irme.

"El arte de la vida consiste en hacer de la vida una obra de arte"

Me quedo perplejo después de escuchar a la dama delante de mi, observo su rostro.

Su belleza.

Ella se percata de que estoy mirándola. —Oh.. lo siento.. Me disculpo si interrumpir su concentración.

Reacciono un segundo después. —Descuide.

Le doy una escaneada rápido, sin parecer vulgar, aunque sus mejillas terminan adquiriendo color rojo.

Ella sonríe despacio, intentando apartar ese rubor, pero ya es demasiado tarde, además no me incomoda, me resulta muy atractivo.

Cualquier mujer que disfrute del arte me resulta sumamente atractivo y esta mujer además de eso, es muy hermosa.

Escucho los flashes de la puerta principal, los que me hacen apartar los ojos de su belleza. Parece que ese novato nuevo a llegado y quien ha ido escalando en la industria.

Zac Michaelson

Cuesta creer que un hombre como el pueda pintar tantas buenas obras. Tiene talento, lo admito, soy un hombre que lo reconoce cuando lo ve.

Hay talento en sus pinturas, pero ellas no encajan con el cuando lo tienes en frente.

—¿Es usted pintor, caballero o solo un admirador del arte?.—Me pregunta la Ninfa a mi lado, obteniendo toda mi atención.

—Ambas. —Respondo ganándome un gesto de sorpresa. —Aunque ahora soy más un admirador.

—¿Por qué no se pueden ser ambos?—Pregunta curiosa. Me pierdo en sus labios rojos.

—Bloqueo creativo.

—Lamento oír eso, pero.. ¿Sabe cuál es la mejor manera de salir de una?

Alzo mis cejas.

—Encuentre a su musa.

Ella sonríe, mis ojos queda sobre los suyos y escucho más flashes de los que debe haber.

Ya dejaron entrar a la prensa, lo cual es señal para irme si quiero salir ileso y sin que me aborden las preguntas, aunque no quiero irme.

Justo ahora no.

Pero ella.

—Debo irme. —Me anuncia, hoy más que nunca odio a esos jodidos fotógrafos.

Da un paso, pero la detengo del brazo, enseguida la ninfa de cabello castaño se gira en mi dirección.

—¿Cuál es tu nombre?

Ella me sonríe. Que maravillosa sonrisa.

—Mi nombre...

Todo sucede muy rápido, las cámaras se acercan al darse cuenta de mi presencia y siento como su cálida mano pierde calor en la mía hasta abandonarme.

Joder...

—No, espera.—Exijo.

—¿Qué puede decirnos de su nueva pintura?

—¿Algún comentario Scott Bramston?

—¡Scott, por aquí! ¡Queremos hacerle unas preguntas!

—¿Qué nos traerá esta vez la siguiente temporada?

Nunca antes había deseado golpear a un reportero y estoy a nada de apartarlos cuando Luka interviene y me saca de ahí como se lo pedí.







(***)





—Lo lamento, señor.. ¿Se hizo daño?.—Pregunta Luka desde el asiento delantero.

Desajusto mi corbata y termino por quitármela, mientras en mi mente regresa la aparición de esa Ninfa.

Ojos claros y verdosos. 

Cabello marrón.

Figura delicada, delgada y pequeña.

Toda una belleza ante mis ojos.

Mierda.

—¿Señor? 

Pongo los ojos en el anillo en mi dedo, el anillo que le perteneció a mi padre, otro hombre fascinado en el arte. 

—Tengo ganas de pintar. Llévame pronto a casa, Luka.—Menciono con la imagen de la mujer en mi cabeza.

Nunca tuve tantas ganas de pintar como ahora.

—¿Si le sirvió venir aquí? Le dije..

Sonrio.—Claro que si. Encontré lo que estaba buscando, a mi musa.

—¿Su musa, señor?

Mi sonrisa crece. 

Tengo que encontrarla.

Debo saber quien es esa mujer. 






Primer capítulo de Somos Arte.

Scott conoció a Judie. Conoció a su musa.

Nos leemos.

>>Yiemir.

Somos ArteOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz