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Judie:

Fotografías.

Fotos mías y de Scott en la cafetería.

El corazón me palpita rápido y mi cerebro no reacciona, no sé qué decir. No se me ocurre nada más que la verdad.

—¿Y bien, Judie?—Las palabras de Zac me hacen apartar los ojos de las fotos y ponerlas sobre el.—¿Vas a quedarte callada todo el puto día?

—Zac..

—¿Piensas que tengo el tiempo que tú tienes?

Trago saliva.—Solo...

Sus cejas se alzan.

—Conocí a Scott el día de la exposición.—Menciono, aunque no aclaro cual.—Nos hemos visto un par de veces.

Todos los días, Judie.

—Scott, el... está pintándome.

Los ojos se le abren a Zac, pero de inmediato una sonrisa curva sus labios, una sonrisa de burla.

—¿Pintarte?.—Pregunta el y arroja la fotografía sobre la mesa.—¿Quién quisiera pintarte a ti, Judie?

Él lo hace. Scott...

Paso la saliva e ignoro el dolor que siento por sus palabras llenas de burla. Mi mirada baja y Zac se levanta, acercándose a mí.

Me toma del mentón y me obliga a mirarlo.

—¿Esperas que crea eso?

—Es la verdad, Zac. Me está pintando y...

Me callo al notar la profundidad de su mirada. Zac me suelta el mentón de golpe, pero no se aparta de mí.

—Olvidare esto si consigues algo por mí.

Abro los ojos confundida.

—Si te está pintando como dices, entonces también podrás averiguar información para mí.

Mis labios se separan.—¿Qué?

—Encuentra algo con lo que yo pueda usar para desprestigiarlo.—Me pide.—Quiero alguna debilidad suya, exponerla y... bajarlo del pedestal donde lo tienen.

—Zac.

—Podrías copias sus pinturas y hacerlas tuyas.

—Zac eso.. ¿Acaso no confías en el talento de las mías?

Tengo una idea de porque es esto.

Scott y Zac siempre están a la par, ante el mundo de todos las pinturas de Zac a veces superan las de Scott, llamando la atención de más críticos y fotógrafos, periódicos y revistas.

Pero Scott tiene algo que Zac no...

Trayectoria.

—No te hagas la ofendida.—Me exige.—Ambos sabemos que eres buena, Judie. Pero Scott tiene una camino trazado. No importa el número de pinturas que saquen y así sean mejores que las suyas. Así capten su atención o no.

Aun así duele que dude de mi talento.

—Cuando Scott llega, queramos o no, las cámaras van directo hacia el solo por ser hijo de Dominic Bramston.—Aprieta la mandíbula furioso.—Y eso me irrita.

Me mira manteniendo esa expresión.

—Solo haz lo que te digo.

—Zac, no creo..—Paso la saliva.—No creo que haga falta hacer eso, puedo pintar más.

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