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Judie:

No he tocado la comida.

Al menos no como para llenarme, apenas meto un par de cucharadas a mi boca y vuelvo a sentir el ambiente complicado.

Levanto la mirada y sigue ahí, Scott Bramston mantiene la mirada en mí y no es una que sea muy evidente como para que le quede claro a la mitad de la mesa que está observándome, el disimula muy bien mientras sus ojos me observan de vez en cuando, a veces es un parpadeo y sigue hablando con los pintores que se encuentran a su lado, sin embargo a la hora de mirarme, aunque sea solo un segundo, puedo sentir toda la intensidad que busca trasmitirme.

Decepción, celos, enojo.

¿Cuál de ellos siente más hacia mí?

¿Decepción? Scott Bramston podría sentirse decepcionado de mí y pensar lo peor.

Trago saliva y llevo el vino a mis labios, desde que llegamos, he sido invisible para Zac y aunque me llego a presentar a los caballeros que se encontraban cerca, ignoro mi existencia cuando su conversación se amplió.

Y sigue ignorándome, mientras Scott no puede apartar los ojos de mí.

¿Cómo es posible que con una sola mirada me sienta desnuda?

Cojo la copa y vuelvo a beber, la bajo al notar como Scott se levanta de la mesa, después de darse un apretón de mano con los pintores.

El rodea la mesa y viene en mi dirección, los latidos de mi corazón se aceleran y entonces sin mirarme en ningún momento, pero con claro enojo en sus expresiones, Scott abandona el restaurante.

Y dolor me presiona el pecho.

Los ojos me arden y me odio a mí misma por no decirle esto.

Quiero irme a casa.

—¿Mas vino?.—Nos ofrece un mozo, Zac y los pinores aceptan y mientras el mozo le sirve a ellos, yo me acerco a él.

—Zac, no... no me estoy sintiendo bien.—Definitivamente no lo estoy.—¿Podemos volver a casa?

El rostro le cambia, las cejas se le juntan.

—El vino de aquí no es tan bueno.—Comenta uno de ellos y lo hace luego de que el mozo se retira. Joaquin Hopper. Dos de sus pinturas se encuentran en el museo.

—Conozco un buen bar que tiene los mejores vinos de la ciudad.—Responde George Ruppet, un joven novato quien está en la posición que se encontraba Zac hace poco tiempo.

—¿Deberíamos ir después, no? ¿Zac...

Él les devuelve el gesto.—Claro, solo espérenme un minuto, caballeros.

Zac se levanta tomándome del brazo y me lleva cerca de la puerta, sus dedos ejercen fuerza en mi brazo.

—Zac, espera.

Se detiene.

—¿Por qué estas decidida a arruinarme esto, Judie?

—Zac yo no...

—¿Así es como me pagas después de traerte aquí? ¿Después de todo lo que he hecho por ti?.—Me suelta las palabras bruscamente.—Te pedí una sola cosa, maldita sea.

—Lo siento..—Los ojos se me llenan de lagrimas.—No quise arruinarte esto, yo... no me siento bien y...

Solo quiero ir a casa.

—Por favor.. ¿Podemos ir a casa?

Él se tensa.—Ya oíste.—Me indica.—Me invitaron a un bar. No puedo dejarlos plantados.

Somos ArteWhere stories live. Discover now