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Scott:

"Si, lo soy"

Lo sabía y eso me hace sonreír, Judie no ha hecho más que confirmar mis sospechas y no tengo dudas, solo una ninfa como ella podría crear estas hermosas piezas de arte.

Siento el pecho inflarme de orgullo. Felicidad por obtener dejar claro este descubrimiento, ella me mira con temor y yo le muestro que no debe temerle a nada, no a mí.

—¿Nos vamos, Judie?

Mi ninfa agranda los ojos y extiendo el brazo, me encanta ser lo único que ven sus ojos y con un gesto le insisto en que tome mi mano, los dedos de Judie dedos rozan la piel de mi mano y aun con nervios, ella asiente con la cabeza.

Claro que este bello momento debía ser interrumpido por el hijo de puta que tengo al lado.

—Judie.. ¿Qué demonios crees que estás haciendo?. —Suelta Zac y mis ganas de estrellar mi puño contra su cara no se hace esperar.

Por más que analizó la situación, mi mente se llena de teorías y siempre llego a la misma conclusión, que él es el culpable de retener su talento.

Y eso me cabrea más, pero es el toque de Judie el que me relaja. Sonrio y entrelazo mis dedos con los suyos, acercándola a mí.

—¿A dónde carajos crees qué vas?.—Jalone de ella y veo rojo.

Mi mano se forma un puño sobre su pecho y lo alejo de mi ninfa con brusquedad.

—¡Scott!.—El grito de Judie sale de inmediato y siento su tacto firme en mi brazo, sosteniéndome hacia atrás.

Zac disfruta de esto, ignorando lo fácil que sería para mi acabar aquí mismo con el.

—No vuelvas a tocarla.

—Solo toco lo que es mío Bramston.—Siento irritación por sus palabras.—Y ella lo sabe.—Pone los ojos en Judie.—Tu eres mía, Judie. No serás de nadie más, así que deja de comportarte como una ramera.

Definitivamente estoy llegando a mi límite.

—Encuentras un hombre que por fin se fija en ti y me dejas. ¿Crees que voy a permitirlo? —Continua hablando y regresa su mirada hacia mi.—Deja de perder el tiempo y regresa aquí, a mi lado.

Pero ella no se mueve y las venas le marcan tal piel, sus gestos se tensan.

—Judie, basta de juegos. —Le habla más fuerte, pero ella no se mueve, los ojos de Zac lucen desesperados y enseguida empieza a negar.—No, Judie. No puedes hacerme esto.

—Zac...

—¡Sabes que te necesito!.—Le grita.—Y después de todo lo que he hecho por ti , malagradecida. ¿No recuerdas quien te recogió cuando tus padres fallecieron? ¡Sin mi estarías en la calle, carajo! Y vas a darme la espalda ahora. ¿A mí? ¿A la persona que te salvo? Tienes una deuda conmigo, Judie.

Ella duda.

Joder.

—Ya no sueltes una mierda más...

—Estoy agradecida.—Ella me detiene y lo mira a el.—Y creo que todos años que pinte para ti, acreditándote mis logros son suficientes para saldar mi deuda.

—Ninfa.

Se vuelve hacia mi.—Solo vámonos, por favor.—Me pide ella —Vámonos de aquí.

Le tomo la palabra, Zac comienza a elevar el tono de nuevo y si no tuviera las manos de Judie manos sobre mí, sin dudarlo no me hubiera contenido.






(***)






La llevo a mi casa y exijo que todo el personal que se encuentra en la sala que se retire, incluso Luka mientras me quedo a solas con ella.

—¿Segura que no quieres tomar nada?

—Estoy bien, Scott.—Me asegura.—Gracias... solo estoy procesando lo que hice.

Junto las cejas.—Tu no hiciste nada, mi ninfa.

Voy hacia ella y tomo su rostro, los ojos de Judie se cierran como si estuviera agotada, pero vuelve a abrirlos para mirarme.

—¿No estás enojado conmigo?

Examino la pregunta y a ella. Judie sube las manos y las coloca sobre las mías, su roce es gélido, pero me gusta sentir sus manos a mi alrededor.

—No quise mentirte, Scott.—Dice apenada. Los ojos se le llenan de lagrimas.—Quise decírtelo desde el primer momento...

—Ninfa...—Arrastro la palabra y ella niega.

—Él quería que yo le diera información de tus pinturas.—Me confiesa y no deja de negar.—Pero no pude hacerlo. No puedo hacerte eso, Scott. No me atreví, por mucho que él me haya ayudado yo no.—Hace una pausa.—Y porque tu...

Alzo las cejas, esperando su respuesta.

—No solo me gustas, me importas mucho, Scott.—Me confiesa sacándome una sonrisa.

—Vaya, eso es mejor que un me gusta.

Ella me sonríe.

Acorto nuestra distancia y con un leve roce, termino reclamando sus labios. Nuestro beso es lento y es lo suficiente embriagador para mí, como lo es un perfume.

Acabo con el beso.—Estoy feliz de saber que seas tú quien las pintas.

—Scott..

—Tienes talento, mi ninfa.—Le digo perdiéndome en sus ojos.—No lo escondas, no lo escondas nunca más.

Los ojos se le llenan de lágrimas. Judie asiente con la cabeza y  se lleva una mano al pecho, como si se liberara de un peso.

Con voz rota, agrega.—Lo prometo.

Sonrio satisfecho.

Lo prometo, Scott.

Lograre que todos lo vean.

Y Judie jamás tendrá que esconder su talento de nadie.

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