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Scott:

Seis meses.

Seis malditos meses asistiendo a cada exposición de arte, esperando encontrarla alguna vez.

Seis meses desde que la vi y seis meses desde que se ha convertido en una obsesión sana que no deja de revolotear en mi cabeza. Sana porque me ha ayudado a tener inspiración, aunque solo sea para pintarla más a ella que dedicarme a mis obras propias.

No sé qué me ha hecho esta mujer, que solo me dan ganas de seguir y no soltar el jodido pincel, la conversación que tuve con ella esta detallada en mi cabeza, fue corta, pero la sé al pie de la letra.

Joder, me tiene mal y la prueba está delante de mí.

Observo el lienzo, otra vez he pintado a la ninfa. La postura es parecida a las de mis otras pinturas donde ella aparece, pero siempre la imagen clara y bella de su rostro viéndose de frente, porque es como la recuerdo.

En mi pintura en esta ocasión la ninfa permanece recostada sobre el agua cristalina de una cascada, al menos es el lugar donde lo base y pensé al diseñarla, es de día y se ven pequeños charcos que salen detrás de ella, donde se refleja el sol, mientras su mirada esta hacia arriba y como si mi lienzo fuera el fotógrafo, ella se ve como la modelo que posa para la foto.

Su cara ocupa casi todo el lienzo y es perfecta igual que en las demás pinturas, sin embargo mientras más la observo, una idea descabellada cruza mi cabeza.

Visualizo a la ninfa en mi mente, recordando, viendo más allá de su figura pequeña y su rostro. "Baja los ojos, Scott" Joder. Hubiera deseado bajar en ese momento.

Siento como la polla se me endurece mientras proyecto lo que sería su desnudez en mi cabeza.

Y Luka termina desconcentrando mi trabajo.

—Señor, le traigo su te.

—Déjalo en la mesa.—Le pido, la misma mesa donde se encuentra mi material de trabajo.

Luka hace caso, pero enseguida pone los ojos en la pintura.

—¿Otra ninfa?.—Luka al no escuchar mi respuesta, sonríe.—No, es ella. ¿No es así?

—¿Por qué preguntas algo que es bastante obvio, Luka?

Tomo un descanso y cojo la taza con él te. Luka sigue examinando mis obras en mi pequeño taller de trabajo.

—¿Piensa liberarla esta vez? Podemos enviarla junto a las que están seleccionadas para la siguiente exhibición del museo.

No respondo y mantengo los ojos en el lienzo.

—Con esto tendrás por seguro que al menos una de tus pinturas entrara a este mes.

—Como si mis pinturas nunca hubieran entrado.—Respondo con un tono burlesco.

Luka sonríe.—No recuerdo que ni yo ni su padre le criáramos así.

—Habla por ti. Si a alguien debo llamar padre es a ti.

—Y me siento honrado, señor. Pero su padre es el señor Dominic.

Tomo un respiro.—¿Además del te algo más que solicites hacer?

Luka vuelve a sonreír.—Entonces.. ¿Qué pintura de la Ninfa llevo, señor?







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