Capítulo 8. Bebop ¥ Rocksteady.

4.3K 534 196
                                    

- ¿Me escuchaste? ¿Dónde carajos estabas? - el tono de su voz, ronca y grave me creaba una especie de dejabu sobre otra noche similar.

-Yo...- el crujir de las ramas estremeció mi cuerpo y enmudeció mi respuesta, él detuvo su andar mirando el oscuro conjunto de árboles al lado izquierdo de nosotros. Pude notar, por el rabillo de mis ojos, como Raphael llevaba con lentitud las manos a sus costados rozando ligeramente la empuñadura rojiza de sus armas. No estaba segura de su nombre. ¿Tenedores gigantes?

Lo que sea que yacía afuera se acercaba con rapidez y el instinto natural que el miedo causaba en mi cuerpo me insistía en pronto acercarme a la zona segura, el lado de Raphael, aunque de alguna forma otra parte de mi dudaba de que fuera realmente una zona segura por lo que estúpidamente permanecí inmóvil. Dos ratas salieron de entre los arbustos, chillando y corriendo, encimándose una sobre la otra, pasaron por debajo de las bancas y no se detuvieron ni siquiera por nuestra presencia, siendo que chocaron contra mi pierna, solté un pequeño grito, una mezcla de asco y algo de temor.

-Si, allí está de nuevo tu molesta voz- miré a Raphael que se reincorporaba en la escena enderezando su cuerpo -Ten cuidado no vayan a querer prepararte un desayuno gourmet- se burló y reavivó su andar.

-Que referencia más tonta- respondí molesta mientras veía a la última correr y desaparecer en la oscuridad de los árboles, miré a Raphael quien ya se encontraba frente mío cruzado de brazos. Unos segundos pasaron, segundos en los que sus ojos esmeraldas parecían analizar todo mi aspecto, mi expresión, mi persona.

Corre.

La adrenalina trabaja de formas curiosas, algo que puede pasar en cuestión de segundos frente a tus ojos puede ser presenciada por uno como una escena en cámara lenta, tortuosa, cruel, mientras la adrenalina se inyecta en tu torrente sanguíneo y corre para envenenar tu mente ensordeciendo cualquier sentido humano sobre el peligro.

Raphael era embestido frente a mis ojos con la brutal y arrasadora fuerza de una bestia, el sonido de la acera quebrándose como cristal, lanzando los escombros con la misma inercia del impacto ensordeció mis oídos, aire impactó mi cuerpo de la misma manera que lo haría la llamarada de viento de un carro a toda velocidad. Horrorizada, en mis ojos se dibujaba una bestia de escasos dos metros, acorazada en armadura de piel grisácea y de aspecto áspero como la roca, poseía dos grandes cuernos en lo que no sabría si llamar rostro y su ropa de un fuerte color anaranjado, estaba rota de ambas mangas, sucia y polvosa.

- ¡RAPHAEEEL! - desgarré mi garganta. Mi mochila resbaló por mis hombros al mismo tiempo que soltaba mi celular. Todo, mi voz y los golpes que Raphael recibía en la cara parecían estar sucediendo en cámara lenta. Pronto sentí la fuerte exhalación de otro ser que caía de mi cabeza, cubriendo mis hombros y espalda con aire caliente y húmedo. Con escasos 7 segundos pude voltear y saltar a un lado impactando las rodillas y el codo derecho sobre la dura y áspera acera, sentí mi pantalón romperse de las rodillas, aunque poco me importó.

Frente mío se levantaba una nube de polvo y escombros, el faro detrás suyo dibujaba una gran silueta, sus brazos anchos y torso amplio. Dos oscuros ojos sobre-salieron como perlas negras de entre el polvo. Se erguía nuevamente, una masa amorfa de grasa y piel arrugada, sus rasgos se iban vislumbrando al mismo tiempo que la nube se dispersaba, la misma ropa llamativa del otro sujeto, de su rostro arrugado sobresalía una mohicana violeta y dos colmillos gigantes de lo que parecía el hocico de un cerdo.

-Tú no eres April O'Neill- Habló con una voz distorsionada entre la humana y la bestial. Caminaba a mi dirección con sus ojos clavados en mi rostro. Corre. Era inútil, mi cuerpo se había convertido en piedra. Miraba amedrentada como volvía a alzar sus brazos y juntaba sus manos haciendo un muñón. -Igual te aplastaré-

(TMNT) Desde las sombras te protejo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora