Capítulo 26. Confío

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-Cuando me dijiste que saldríamos, jamás pensé que me llevarías a una Boutique el sábado por la noche- alcé mi voz para asegurarme de que April me escuchara por fuera del probador.

Estaba probándome el décimo cuarto vestido de la tienda, la fría fábrica del mismo me hacía sentir como cada pequeño bello de mis brazos se erizaba en una oleada de escalofríos que recorrían mi piel.

-¿Qué esperabas?- preguntó desde el otro lado del probador -La gala de Mikrograns ya ES la próxima semana y la última vez que revisé en tu vestidor, mi amiga- pausó unos segundos enfatizando me sus palabras -No recuerdo haber visto ni un solo vestido de etiqueta- escucharla era como escuchar a mi madre siendo la voz de la razón, fastidiosamente cierta.

-¿Debo asumir que tú si?- enarqué una ceja mientras acomodaba la tela sobre mi pecho.

-Claro, no es la primera gala a la que asisto para intentar sacarle información a un multimillonario mafioso- rodé mis ojos, extrañamente familiarizada a la idea de ella haciendo cosas así.

Mi celular comenzó a vibrar sobre el banco azul en la esquina izquierda del probador.

[[Creí que me ayudarías con la cena, eres cruel >:(]] Mickey 9:30pm

April me había sacado tan rápido de las alcantarillas que solo alcancé a gritarle a Mickey que lo sentía y que le traería unos pretzels cuando volviera.

[[Ya te dije que lo siento… April nunca me da opciones y lo sabes]] 9:30 pm.

Solté mi celular rápidamente para echar un último vistazo al reflejo delante de mí, haciendo una mueca; está era la cuarta tienda en la que entrabamos, me sentía algo agobiada entre tantos vestidos y pocas buenas opciones con las que verdaderamente me sentía cómoda.

-Sal, quiero verte- April me volvía a hablar.

Suspiré, cansada y derrotada.
El probador era lujoso, luxury, sin poder describirlo con ninguna otra palabra; el espejo más grande que jamás sabía visto en una tienda, llegaba del suelo al techo, con una banda de luz que lo rodeaba, dos paredes de madera oscura altas, muy altas, un mueble en la esquina para sentarse, dos ganchos dorados dónde colgaban el resto de los vestidos que April había escogido y una enorme cortina morada que tapaba el acceso a los demás.

-Esto es peor que ser perseguida por mutantes o alienígenas, hasta los matones en motocicleta comienzan a sonar como una buena idea en mi cabeza…- me quejé mientras con un brazo deslizaba la pesada cortina por sobre de mí.

Este vestido era completamente negro, con toques de brillo en ciertas partes de la tela, simulando un encaje discreto, la espalda era descubierta hasta el inicio de las caderas, uniéndose entre hilos en forma de x. Un escote pronunciado que caía abierto con los pliegues de la propia tela y dos tiras delgadas que lo sostenían.

-Es demasiado- mi vista calló sobre el mísero pedazo de tela que apenas cubría mi cuerpo -Parece que quiero que me inviten tragos gratis en el bar de la esquina…- me volví a quejar.

-No es verdad, te vez hermosa- se levantó de su silla y me rodeó mientras me miraba de pies a cabeza -Pero… quizá te verías mejor con algo más… “sutil”- me crucé de brazos -No queremos llamar tanto la atención- terminó diciendo eso más para ella misma.

Regresé al probador, está vez dándome el tiempo para escoger cuál sería mi siguiente guillotina del orgullo y la autoestima.

Fue casi como si me hubiera sido imposible el no detener mi mano sobre un largo vestido rojo, más parecido al vino, que se vislumbraba bastante sencillo e hipnotizante al simple ojo de gato; la tela era reflejante, con brillos azules en la parte inferior dándole sombras con una combinación de morado tan discreta y bien fusionada que no se veía para nada forzado.

(TMNT) Desde las sombras te protejo Where stories live. Discover now