Capítulo 17. Pensar.

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Desde aquella tarde, yace dos días no había vuelto a ver a Katsuo, en realidad me conflictuaba mucho no saber si eso me alegraba o me incomodaba. Salir se hizo más recurrente, terminé la pintura y libre de compromisos recorría cada calle de Nueva York. Pasaba mis tardes en largos recorridos por Manhattan, casi como un turista aburrido.

Solo faltaba un día para que se cumpliera una semana, de cierta forma lo sentía como una especie de logro, puesto que mi vida había transcurrido de forma tan simple y normal que poco podía creer en la existencia de esos 4 hermanos. Era extraño, si buscaba ser honesta conmigo misma, sus recuerdos permanecían tan vividos en mi mente pero como simples sueños, como si fuesen demasiado irreales para guardarlos como un recuerdo; supongo que incluso para la mente humana puede ser difícil procesar cosas como 4 tortugas mutantes, protectores de la ciudad o el mundo, no estoy segura, ninjas, una rata que seguramente podría ser originaria de china, aliens, más ninjas asesinos y un millonario en cada esquina…

Suspiré, todo lo que hacía últimamente era pensar y pensar, ni siquiera cuando estudiaba usaba tanto la cabeza… Pero ¿Qué más me quedaba? Después de todo mi mundo se había hecho a un lado para darle espacio a este; algunos podrían decir que ya debería estar acostumbrada, totalmente segura de que son reales, pero… esos mismos “algunos” ni siquiera sé imaginan 4 tortugas de dos metros en forma humana.

El fin de mes pasó ya hace dos días también y el burdo recuerdo del cumpleaños de Raphael surcó mi mente mientras pasaba una tienda de cómics por la 15 en Mean Street, me preguntaba cómo estarían todos, lo poco que sabía era que Leo había intensificado las patrullas acercándose la fecha y no tenían mucho tiempo libre, las llamadas por las noches se volvieron pequeños mensajes de texto preguntando si todo estaba en orden por acá.

-¿Puedo ayudarla?- un joven y delgado chico de risos oscuros se apuraba a mi lado.

-En realidad solo estoy viendo- me había introducido a la tienda sin darme cuenta y vagaba entre figuras de acción, cómics, videojuegos y réplicas de armas japonesas, medievales y futuristas.

-Siéntete en confianza de preguntar por lo que quieras- me sonrió a medias y regresó al mostrador para casi esconderse tras su computadora.

Disfrutaba estás tiendas, más de lo que pudiera admitir, siempre me gustaron los mundos ficticios que se narraban en libros, inclusive podría decir que fue parte de la razón por la que comencé a dibujar, quería crear mundos como los que veía en cómics.
Mi hermano siempre me daba fantásticas historias con personajes únicos y yo siempre le dibujaba lo que deseaba, decía que cuando mejorara ambos haríamos nuestra propia aventura, llena de acción y heroicas batallas. Dejé la idea cuando falleció…

“Si tan solo me viera ahora”

La tarde se acercaba con cautela y antes de que anocheciera me aseguraba de llegar a mi casa con anterioridad; cosa que fallé remotamente. Las sombras me alcanzaron y la ciudad calló entre luces neon y faros resplandecientes. No podía decir que estaba inquieta puesto que no tenía un motivo para estarlo, sencillamente era una especie de mala costumbre que desarrollé este último mes.

En las noticias se habían hablado de rumores sobre el Clan del pie, supuestamente volvía a estar muy activo estás últimas semanas, aunque en realidad no había rastro que los delatara por completo. Querría pensar que los chicos estaban enterados de todo y lo dejaban resbalar siendo daños colaterales, la simple idea me pareció algo ilusa.

En la vuelta para llegar a mi departamento había una larga camioneta negra; ahora el color negro me disparaba una dosis de ansiedad tremenda. Me detuve a unos metros no segura de si estaba siendo paranoica o era una simple y terrible casualidad, en cualquiera de los casos decidí rodear el edificio para llegar por el otro lado.

(TMNT) Desde las sombras te protejo Where stories live. Discover now