Capítulo 19. Su mano.

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Pensar más me causaría migraña el resto de mi vida, ahora mi realidad estaba salida de un cómic de segunda mano en eBay y tenía que aceptarlo por más que me costara.

Suspiré dejando ir toda la amarga sensación de mi boca; ciertamente no era una persona de mañanas, madrugar siempre a sido mi mayor debilidad, no hay forma de que funcione.
Temo que por eso me encuentro tan metida en este lío… “Al quien madruga Dios lo ayuda” me repetía mentalmente y al mismo tiempo me recordaba que yo simplemente NO madrugo.

Una decepción más a la lista de cosas en mi vida.

Mi cuerpo estaba sediento por café, una rica y calientita taza de café mañanero o al menos un té; lo que fuera para sacudir de mi piel el frío amanecer en la selvática Lacandona.

¿Quién diría que toda está humedad se trastornaría en heladas brisas matutinas?

Mickey no bromeaba cuando dijo que Leonardo estaba loco estos últimos días; llevo los últimos 30 minutos mirándolo moverse de un lado a otro histérico por salir, me recordaba a la típica imagen de un León enjaulado y Donnie era constantemente atropellado por sus reproches.

En la esquina del comedor la sutil silueta de Raphael se detenía, casualmente recostado sobre uno de los angostos pilares de madera que sostenían la parota del comedor, era más que obvio que no podría importarle menos la hora.

-Aquí tienes princesa- miré a mi derecha -Un café recién hecho por tu humilde servidor- Mickey llegaba con dos tazas blancas decoradas con colores muy alegres en puntos y líneas onduladas.

-Eres mi héroe número uno, gracias- sonreí tomando la taza entre mis manos, no podía pedir más en estos momentos, un lento y placentero escalofrío recorrió de mis palmas hasta todo mi cuerpo alejando la amargura de mí casi por completo y el dulce vapor chocando contra mis frías mejillas me reconfortó con sutileza.

-Lo que sea por MI chica favorita- respondió sentándose a mi lado.

-Me sorprende que April y Casey aún no estén listos y aquí- musité no dándole una sincera importancia con mi tono de voz.

-Pues ya ves…- por un momento creí no haberlo escuchado bien pues había hablado ya casi con la taza en sus labios.

-¿Qué veo?- indagué, recibiendo un leve carraspeó de parte de Mickey mientras simulaba tomar un poco más de su café -Mickey- volví a insistir esta vez enarcando un poco mi ceja.

-Buenos días- escuché la indiscutible voz de April detrás de nosotros. -¿Cómo amanecieron?- casi parecía que la había invocado.

-Serán buenos hasta que salga el sol- respondí con un tono más sarcástico de lo que hubiera querido.

-¿Tan mal?- siguió, está vez sintiendo su delgada mano sobre mi espalda -No mentías cuando dijiste que tú y las mañanas no se llevaban mucho, casi te confundo con Raphael- Ínsito.

-¿Disculpa?- tosí ligeramente.

-Solo digo que suenas tan malhumorada como Mr. sonrisas de allá- giré mi cabeza en dirección al nombrado quien para mí terrible sorpresa miraba indiscretamente en nuestra dirección.

A este punto ya comenzaba a creer que esa era su cara habitual y no necesariamente estaba molesto, pero al sentirlo posar decididamente su mirada sobre la mía giré rápidamente mi atención hacia mi deliciosa taza de café, tenía que evitar cualquier conflicto con él hoy, si terminaría pasando el día entero con… al menos quería llevarlo tranquila.

-Bien, escuchen- Leonardo nos llamó a todos para que nos reuniéramos.

-Estos son Holos que contienen el mapa de las cavernas subterráneas de más de 70 hectáreas, cada una ya contiene marcados los puntos que cada equipo va a asegurar- habló Donnie.

(TMNT) Desde las sombras te protejo Where stories live. Discover now