Capítulo 9. ¡Haré las cosas Bien...!

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Analogía, la acción de relacionar semejanzas entre cosas u o sucesos distintos.

Mi corazón latía en mi garganta, seca y áspera, casi era lo único que podía escuchar, llegaba a asemejarse a una triste canción de cuna que mi propiamente se cantaba. La idea de una muerte inminente recaía como una tonelada de agua fría que quemaba mi piel y paralizaba mis extremidades, sin embargo, de alguna manera, lograba percibir un pequeño dejo cálido de fuego, por unos segundos, logré sentir como una chispa, la suficiente para encender una llama, se acumulaba en mi interior, algo que simplemente no podría explicarlo, tampoco sabría que lo avivaba, pero ya eran litros de adrenalina que se consumían cuál combustible y calentaban mi cuerpo minutos antes petrificado.

El golpe seco retumbó en todo mi cuerpo.

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"Nunca fue de mi agrado aquel momento, en educación física, jugando quemados, dónde me tocaba ser la última del equipo, el último soldado en pie, más cuando en el otro equipo yacían 5, los deportistas del salón y todos con los balones restantes.

Inevitable. No era necesario ver los rostros de mis compañeros o siquiera el del mismo profesor para saber el final que me aguardaba, aun así, como un necio o testarudo corcel, mi cuerpo y mi mente buscaba aquella vaga sensación de esperanza, como calidez que persistía dentro de mí; de una victoria ciertamente milagrosa, quizá por vergüenza o humillación, más y sin embargo, me era imposible no pensar que la realidad vislumbraba un sombrío, no positivo, futuro.

Entonces sucedía, el cúmulo de gritos callaba y contenía la respiración, se escuchaba el último aplauso y el silbido de los balones volaba en el aire. Inútilmente cierro los ojos resignada."

- ¡NO! - escuché tajante; casi como si aquel "No" fuera una orden más que un impotente grito.

Colisión.

Mi cuerpo era empujado por los aires con la fuerza de un auto, como un fuerte golpe que impacto cada rincón de mi cuerpo llevándome a azotar de espaldas contra el duro asfalto. El aire escapó abruptamente de todo mi cuerpo, llevándose hasta la última pizca, casi como un suspiro lleno de dolor que me dejo en un estado de shock instantáneo. La vista se me nublaba y la necesidad de una bocanada de aire me hacía abrir lo más que podía mi boca gesticulando desesperada mi necesidad de aire.

Eternos 10 segundos después logre respirar. Mi consuelo no duró pues tras mi segunda bocanada de aire sentí un punzante dolor en la espalda baja, tumbando me aún con más fuerza. ¿Esto era el golpe retrasado por la limosina de la tarde?

Tenía que superar el dolor, tenía que ponerme de pie o arrastrarme lejos como el instinto lo gritaba, me sentía completamente desorientada, llena de pánico, pronto aquellos gruñidos y forcejeos me vislumbraron la dirección. Dos armaduras, de aspecto rocoso y esférico, dos caparazones dónde letras japonesas se escribían con el color blanco, franelas, una roja otra azul, en forma de cruz dos sables.

-Leo...- dije por lo bajo, realmente dudé que siquiera pude hablar lo suficientemente alto para que yo misma me escuchará.

-Disculpen la tardanza...- Leo habló con dificultad por el esfuerzo sobre humano con el que sostenía a uno de los mutantes.

Podía darme una idea de cómo en mi rostro se dibujaba la incredulidad, quizá lo más cercano a lo que yacía frente mío era una pelea de zumos, pero con el toque titánico que todos ellos expedían. Volvía a sentirme completa e irremediablemente minúscula.

Raphael estaba de vuelta en pie, vociferando; no lograba comprender de dónde había vuelto a sacar las fuerzas para detener al mastodonte que sujetaba entre los brazos siendo que era el más gordo de los dos. La escasa luz trazaba fuertes sombras en cada músculo de sus cuerpos y remarcaba cada facción, remarcando aún más la superioridad de sus personas. Pronto ambos hermanos pasaron rápidamente un pie tras de otro y de un grito por el esfuerzo, pareciendo más bien rugido gutural, lanzaron a aquellas bestias en perfecta sincronía por los aires colisionando a metros de nosotros destruyendo la totalidad de un segmento de la acera.

(TMNT) Desde las sombras te protejo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora