Capítulo 20. Débil.

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Segura. Seguridad. Calma.

Que subjetiva es la calma en la vida del ser humano, lo que significa la seguridad del momento exacto en la hora precisa y el minuto perfecto. Como pueden ser tan solo unos segundos que parecieran los restos de toda una vida.

¿Cuántas veces más habría que vivir para entender la fragilidad de nuestra seguridad, de nuestra estabilidad?

Podría jurar que ambos suspiramos apenas sentimos nuestros dedos rozar. Mi cuerpo seguía moviéndose en su dirección, el sonido de mi ropa desgarrándose entre las paredes parecía lejano, el dolor solo era un impulsivo estimulante y el tiempo casi parecía regalarme unos segundos de calma.

Cálida, aunque ciertamente algo áspera al contacto, su mano se estiraba un poco más para alcanzar la mía por completo, mientras nos golpeaba la realidad del momento y el tiempo regresaba con brutalidad a nosotros.

-Raphael...- chillé sin poder conjeturar nada más en mi cabeza.

Me sujetaba con fuerza, lo oía jadear con dejos desesperados mientras las lágrimas empapaban mis mejillas y lloraba, otra vez.

-Tranquila... - me llamó -¡Agh! Ya casi- volvió a jalar.

De mi pie izquierdo nacía una fuerte punzada y sabía que significaba, podía sentir frio metal enredarse sobre mi pierna, como una cadena jalando en dirección contraria, negarlo me era imposible pues dolía, casi solo esperando el momento para romperse.

-Resiste... por favor- lo podía escuchar forcejear sin lograr nada y jadee en respuesta -¡Resiste, mierda¡- mi mano se escurría tortuosamente de la suya, por más que ambos tratábamos de evitarlo podía ver gotas heladas de agua caer de entre nuestras manos.

-Detente... - lloré -No puedo... me duele- y pude verlo, sus ojos brillando aún con las sombras tapando su rostro, mirando más allá de mis ojos cuando mi mano resbaló por completo de la suya y fui arrastrada al interior de la caverna de nuevo.

-¡NOOOO!- fue lo último que escuché.

Me aturdía el aire que ahogaba mis oídos, desorientándome, mi cuerpo se rasgaba entre las paredes de la grieta y mis manos desesperadamente trataban de aferrarse a algo siendo completamente inútil; era tanta la fuerza y la velocidad que no tenía ya nada más que hacer.

Casi como un bucle, el caos cesó segundos después, dejándome en una suave cama de aire y dándome el tiempo de mirar mis alrededores, estaba siendo lanzada por los aires, la adrenalina desgarrando mis venas, en una conmoción.

"-No temas hermana- me susurraba al oído -Yo te protegeré-

-¿Cómo me protegerías si también te dan miedo los truenos?- me burlé apenas lo sentí abrazar mi torso con fuerza ante el primer rayo que iluminó mi habitación.

-Por...¡POR QUE UN HEROE NO SE RINDE! Aunque tenga miedo...- lo abracé de regreso."

Respiré bruscamente apenas saqué la cabeza del agua. Algo era cierto, Dios me había ayudado por madrugar hoy, pues caí en una profunda boca de agua salvando mi vida de milagro en realidad.

En la oscuridad la luz violeta me indicó la dirección que tomar, saliendo del agua que escurría a chorros de mi ropa y piel, me temblaban las piernas y la gravedad me forzaba a usar toda mi fuerza para recorrer el espacio entre mi persona y el objeto. Lo miré nuevamente, desorientada, aturdida, detrás de éste, a la lejanía una enorme silueta.

"¿Qué mierda era eso?"

Caminaba dos pasos y se detenía dando otros dos en otra dirección, repitiendo un ciclo de vueltas, casi perdido o igual de desorientado que yo. Quería saber que era esa cosa, mi aliento golpeando contra el metal del objeto al que me aferraba para mantenerme de pie; definitivamente no se parecía a los mutantes, su figura era menos animal... No había pelo, solo metal, si tuviera que adivinar y se veía viejo y corroído, casi oxidado.

(TMNT) Desde las sombras te protejo Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum