8. Por algo Cenicienta nunca se queda

186 11 0
                                    

~VILLA~

En realidad, Ruth estuvo muy graciosa anoche. Especialmente cariñosa, dando besos a todo el mundo. Al final, decidí llevármela a casa por su seguridad. Me costó convencerla, pero finalmente accedió. Me llamaba Juanpi. ¡Juanpi! Habíamos bailado juntos. Habíamos reído juntos. ¿No recordaba nada de eso? Después la había traído a casa y le había ayudado a descalzarse porque no podía sola. Enseguida se quedó dormida.

- Qué vergüenza... Normalmente, soy una chica responsable. No suelo beber.

- Se nota.- bromeé- Lo importante es que la pasamos bien, aunque no se acuerde.

- A ver, no me he olvidado de todo. Me acuerdo de que me cuidaste.

~Ruth~

Cuando terminé de arreglarme, los únicos que nos habíamos levantado éramos Villa, Ángel y yo. Villa no tenía buena cara después de la noche movida.

- Niña, no se te puede dejar sola- me saludó Angelito

- ¿Y tú? Yo al menos tengo la excusa de no estar acostumbrada a la parranda. ¿Qué te pasó a ti?

- Yo no sé de qué eran esos chupitos. Pero estaban de vicio. Ahora... que no vuelvo a beber más.- su móvil vibró sobre la mesa- Mira, ahí está papá Espeto.

Mientras Ángel hablaba por teléfono, Villa me propuso quedar un día para grabar la canción, ¡mi canción! en su estudio. ¿Estaba de broma? No esperaba tanto. Ni siquiera yo confiaba tanto en que valía la pena.

- Eres demasiado bueno conmigo- le agradecí abrazándolo.

Volvimos a casa Ángel y yo. Sergio y el Cousin se habían preocupado al despertarse y que no hubiéramos llegado.

- ¡Qué bonicos! Todo unos papás.- reí cuando nos los dijeron.

- De bonicos nada. Y tú sin cogerme las llamadas. ¿Para que tienes móvil?- me reprochó Sergio.

- Te pones bonico hasta enfadado.- le cogí las mejillas y se las estrujé.

- La partió anoche aquí la amiga- comentó Angelito.

- Angelito se bebió hasta el agua de los floreros- me chivé.

- Eh, eh, no te pases.- rió.

Por fin, nos quedamos a solas Sergio y yo y él aprovechó para preguntarme sobre el tema pendiente que nos quedó de ayer.

- He compuesto una canción- fui al grano- De hecho, la compuse hace tiempo, pero no me atrevía a enseñársela a nadie.

- Vamos Ruth, pensaba que había confianza entre nosotros.

Cogí su guitarra del salón y comencé. Sergio estuvo toda la canción mirándose las manos y no podía adivinar lo que pensaba. Contaba nuestra historia. Desde mi punto de vista, claro. Lo que yo sentía cuando le sentía alejarse porque le rechazaba, pero a la vez le quería tanto de otra manera. Y que no tenía nada que reprocharle, y que entendía que él me odiara y que ojalá todo fuera diferente.

Cuando terminé, hubo un silencio y luego Sergio me abrazó.

- Qué bonita, canija.

- ¿Sí? ¿Te parece bien?

- Supongo que Villa te habrá dicho lo mismo, ¿no?- ¿cómo había adivinado que se la había enseñado a Villa primero?

- Sí, le ha gustado. Quiere que la grabemos. Pero no quería hacerlo antes de que me dieras tu aprobación.

- Es una canción, Ruth. Y preciosa. Cómo voy a decir que no. Lo que pasó entre nosotros, hizo falta que sucediera para que tú compusieras una cosa tan bonita y tan auténtica. Y sólo puedo darte las gracias. Gracias por todo lo que dices en esa canción. Gracias por quererme a pesar de ese pequeño bache en el camino. Gracias por no guardarme rencor.

Dejé la guitarra y le abracé fuerte.

- ¿Cómo no quererte??

Soñé un verano que se hiciera eterno...Where stories live. Discover now