41. Si tu corazón está medio averiado

121 10 6
                                    

~ Ruth ~

Pasé los meses siguientes al viaje a Colombia, llegando a acuerdos para que El Espeto tocara en las salas más grandes de Madrid y por ciudades de toda España en las que no habíamos estado antes. También se pusieron en contacto conmigo desde Medellín y otras ciudades de América Latina. No nos lo podíamos creer, pero lo cierto es que todo aquello ocupaba mi agenda y hasta estuve tentada a dejar en manos de otras compañeras de profesión, otras bandas con las que trabajaba, aunque finalmente no lo hice.

Vivía a caballo entre Madrid y Barcelona. Convivía menos con Sergio y estaba conociendo a muchísimas personas que nos invitaban a fiestas y galas, que me permitían ampliar mis redes de contactos. A veces, temía que aquel desfase me pasara factura, pero intentaba cuidarme lo máximo posible.

No tenía tiempo para pensar en el amor y no lo necesitaba. Me fascinaba mi trabajo y me llenaba la vida. Y la verdad era que me lanzaban la caña en muy poquitas ocasiones y que tampoco me apetecía. Supongo que mi carácter arrollador siempre dio un pelín de miedo a los tíos y la falta de tiempo tampoco ayudaba a conocerme mejor.

Por otro lado, tenía que reconocerme que, lo vivido y sentido con Villa fue tan potente, tan bonito y especial, que cualquier otra sensación con la que lo comparase no me salía rentable. Y no me había vuelto a enamorar. Tampoco seguía enamorada de Villa. Lo había reflexionado y había llegado a esa conclusión, ni volvería a tener nada con él. Segundas partes nunca fueron buenas. Pero le deseaba lo mejor para su vida y le guardaba un gran cariño. Incluso divagaba con cómo sería volver a encerrarnos en un estudio a crear nuevos sonidos.

También le dedicaba tiempo a la música. María, Mar, Bea y Eva me solían llamar para tocar y componer con ellas. Me recargaban las pilas y me enseñaban sobre lenguaje musical, armonías, composición e instrumentos. Era un lujo. Y siempre que podíamos, nos escapábamos a casa de una u otra y pasábamos el fin de semana o las vacaciones juntas entre risas. Todas éramos solteras, salvo María que tenía novia.

Sólo a ellas les conté mi encuentro con Villa en Bogotá y a todas les pareció raro.
- Si quiere volver contigo, extraña manera de hacértelo saber, ¿no?
- Y además es como para presionarte. En plan, "he hecho una locura por ti, volvamos".

Yo le quitaba importancia.
- No creo que quiera volver. Lo nuestro fue. Quizás... Sólo quería volver a vernos.
- Y no ha encontrado otra manera ¿no? Ni ha podido a esperar a venir aquí de gira... No sé, Ruth... No digo que sea mala persona, pero es que tenéis tan poco en común... Que ojalá no volváis... Te lo digo de corazón, amiga- opinó Eva - Además, ¿no te fijabas cómo se sentaba? Siempre me dio rabia. Manspreading total.

El resto nos echamos a reír. Sabía que Eva decía siempre lo que pensaba sin ninguna maldad y se lo agradecía.

A Isaza intenté sacarle información por teléfono sobre el comportamiento de su amigo. No soltó prenda ni quise colocarle entre la espalda y la pared.

Por fin, llegó el momento del reencuentro. Morat comenzaba su gira en Madrid y preparamos un encuentro para recibirlos. Nosotras, las chicas, con Sergio y su banda. Por su parte, Morat, Pedro, la banda y la novia de Martín y Aitana, una cantante española salida de Operación Triunfo que la estaba petando tanto a nivel nacional como internacional.

Cuando vi llegar a los chicos, corrí a abrazar a Isaza. Le había echado de menos. Estaba cambiando. Marto, Simón y Villa también. Parece mentira, pero en tan poco tiempo, se les veía más... Como que cuidaban más su imagen, más... "famosillos" de alguna manera. Se les notaba en los peinados, en la ropa... Me causó cierto repelús. Y con una mirada a mis amigas, supe que ellas estaban tan sorprendidas como yo.

- Qué alegría veros- dije, dejándome abrazar por los dos hermanos Vargas a la vez- Cuánto tiempo...
- Nos moríamos de ganas de estar acá otra vez- comentó Monchito- ¿Cómo va su música?
- Luego te hacemos una demostración- sonreí y fui a saludar a Villa, que charlaba animadamente con Aitana.
- ¡Ruth! Venga acá. Qué lindo verla de nuevo- me saludó, dándome un beso en la mejilla- ¿Conoces a Aitana?
- De oídas, por supuesto, ¿quién no?
- Ay, muchas gracias. Encantada.- contestó ella.
- Ruth es representate de El Espeto- presentó Villa- Y aunque no se quiera dedicar a ello, también es una gran música.

Le miré y le sonreí, agradecida por sus palabras, pero él no me sostuvo la mirada y se volvió hacia Aitana de nuevo.

Tras la comida, fuimos todos al estudio de Morat. No podía creer que volviéramos a estar todas juntas reunidas, creando canciones y con ese buen rollo. Sin embargo, sentía que Villa ponía cierta distancia entre él y yo. No pretendía nada raro con él, sólo una relación normal... Y por otro lado, estaba todo el tiempo pegado a Aitana. Parecían llevarse muy bien, se reían mucho juntos.

Así que, visto lo visto, yo me acerqué a Isaza y me dediqué a disfrutar de su compañía, de su talento y de su risa, tan peculiar y contagiosa.

En algún momento, vi a Sergio conversando con Villamil aparte del resto y me morí de la curiosidad por saber de que hablaban esos dos.
- Veo que no ha perdido la chispa compositora. Y que ha mejorado mucho- me susurró Isaza con su sonrisa.
- Aquí, las culpables- contesté colocando un brazo sobre Mar.
- Vamos a hablar un poco usted y yo- Isaza me ofreció su mano y salimos a la calle.- ¿Qué tal estás?
- Muy bien, ¿y tú? ¿Tu familia?
- Ya van mucho mejor, gracias.
- Os veo tan... Distintos...
- ¿En qué sentido?- frunció el ceño.
- No sé- mentí.
- Seguimos siendo los mismos, Ruth. No se deje engañar por nuestra apariencia. Es cosa de nuestra representante de imagen.
- Y de que siempre fuistéis muy coquetos- apunté.
- Supongo que sí. Que nos gusta la moda. No tiene nada de malo ¿no?
- No. Claro que no. Aunque a veces me da miedo. Os veo tan... alejados de mi mundo que temo que eso me distancie de vosotros...
- Eso no va a pasar. Usted es nuestra amiga, ni se le ocurra pensar eso.- sonreí como toda respuesta- Y tus papás, ¿cómo andan?
- Mi padre está recibiendo cuidados paliativos. Está en las últimas. Cuando puedo me escapo a verles. Sobre todo por estar con mi madre.
- ¿Y tu hermano?
- David está en prisión para largo. Ya salió la sentencia condenatoria...
- ¿Y cómo vive todo eso? Debajo de esa coraza, sé que hay un enorme corazón rojo.
- Intento no pensar en ello. Pero tengo a Sergio, a las chicas... No estoy sola...
- Nos tienes a nosotros... Aunque estemos lejos. Me tienes a mí.
Lo miré con cariño.
- Gracias, Isa. Te lo agradezco mucho.
- ¿Has podido hablar con Villa?
- ¿De qué?- me puse a la defensiva.
- De sus cosas. Ustedes vivieron mucho juntos... Pensé que tendrían algo sobre lo que hablar después de tanto tiempo.
- Parece que no. Bueno... No tenemos ya nada y además...
- Además ¿qué?
- Que él ha estado ocupado con Aitana y no he querido interrumpir.
- Ajá. Yo también lo he notado. ¿Crees que tienen algo esos dos?
- Ni lo sé, ni me importa, Isaza. Tú lo conoces mejor que yo.

Sentí que me ponía rígida de repente. ¿Qué me pasaba? Creía estar preparada para ver otra vez a Villa, pero... ¿para verle con otra? ¿Y de qué me extrañaba? Hacían tan buena pareja. Ambos guapos, simpáticos y exitosos...
- Aunque creo que harían buena pareja- añadí para que no denotar decepción.

No sabía lo bien que me conocía Isaza...

Soñé un verano que se hiciera eterno...Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang