58: Magia

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Voldemort desapareció y volvió a aparecer junto a la fuente

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Voldemort desapareció y volvió a aparecer junto a la fuente. La estatua del mago empujó a Harry hacia atrás y lo apartó de la refriega, mientras Dumbledore avanzaba hacia Voldemort y el centauro galopaba en torno a ellos.

—Has cometido una estupidez viniendo aquí esta noche, Tom —dijo Dumbledore con serenidad—. Los aurores están en camino...

—¡Pero cuando lleguen, yo me habré ido y tú muerto estarás!—le espetó. Luego lanzó otra maldición asesina a Dumbledore, pero no dio en el blanco, sino que golpeó la mesa del mago de seguridad, que se prendió fuego.

Dumbledore también usó su varita, y fue tal la potencia del hechizo que emanó de ella que Morgana se sintió insegura. Esa vez, Voldemort se vio obligado a crear un reluciente escudo de plata para desviarlo. El hechizo, fuera el que fuese, no le produjo daños visibles al escudo, aunque le arrancó una fuerte nota parecida al sonido de un gong, francamente estremecedor.

—¿No quieres matarme, Dumbledore? —le preguntó Voldemort asomando los entrecerrados y rojos ojos por encima del borde del escudo—. Estás por encima de esa crueldad, ¿verdad?

—Ambos sabemos que existen otras formas de destruir a un hombre, Tom —respondió Dumbledore, impasible, y siguió caminando hacia Voldemort como si no temiera absolutamente nada, como si no tuviera ningún motivo para interrumpir su paseo por el vestíbulo, Morgana estaba de acuerdo, habian peores cosas que la muerte, mucho peores—. Reconozco que quitarte la vida no bastaría para satisfacerme...

—¡No hay nada peor que la muerte, Dumbledore! —gruñó Voldemort.

—Te equivocas —replicó Dumbledore, que continuaba acercándose a Voldemort y hablaba con despreocupación, como si discutieran tranquilamente aquel asunto mientras se tomaban una copa. Grite internamente, queriendo tener el control de mi cuerpo, al parecer logre hacer algo bien porque cai de rodillas y eso había sido obra mía.

—De hecho, tu incapacidad para comprender que hay cosas mucho peores que la muerte siempre ha sido tu mayor debilidad...

Otro haz de luz verde surgió de detrás del escudo de plata. Esta vez fue el centauro manco, que galopaba delante de Dumbledore, el que recibió el impacto y se hizo añicos, pero, antes de que los fragmentos llegaran al suelo, Dumbledore echó hacia atrás su varita y la sacudió como si blandiera un látigo. Una larga y delgada llama salió de la punta y se enroscó alrededor de Voldemort, abrazando también el escudo. Por un instante pareció que Dumbledore había ganado, pero entonces la cuerda luminosa se convirtió en una serpiente que soltó a Voldemort de inmediato y se dio la vuelta, silbando furiosa, para enfrentarse a Dumbledore.
Senti un horrible dolor de cabeza y al parecer Morgana sintió lo mismo porque se agarró la cabeza y sentí su desagrado.

"¡Devuelveme  mi cuerpo ahora!"

"No, anwyl"

Hubo un fogonazo en el aire, por encima de Dumbledore, y en ese preciso momento reapareció Voldemort: estaba de pie en el pedestal, en el centro de la fuente donde hasta hacía poco se alzaban las cinco estatuas.

Laila Scamander y La Orden Del FenixWhere stories live. Discover now