Capítulo 19. Amenazas.

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—¿Decirme qué exactamente? —le pregunto soltando su mano. Ela mira el espejo retrovisor para asegurarse de que Teo no está pendiente de nuestra conversación.

—Sobre la recomendación que pedí que redactaran —intenta disimular.

—Nada de eso. Me habló sobre...

—La está redactando Damian, él es fundador de uno de los mejores blogs de gastronomía.

Entiendo que Ela no quiere hablar de eso en el auto porque Teo podría escucharnos, soy paciente por muchas razones, la más importante es porque no quiero que lo admita, mientras las palabras no salgan de sus labios, mis sospechas no pasarían a ser realidad, permanecería siendo una suposición vaga.

Teo se estaciona frente a mi casa en silencio, ni siquiera mira por el retrovisor, la tensión en el ambiente es palpable. Salgo del auto a regañadientes y después de un tiempo me doy cuenta de que Ela no baja del auto, me giro a verla.

—¿Vas a bajar? —pregunto impaciente, Ela está mirando hacia el frente.

—Tengo que ensayar —responde casi apenada. Ela intenta cerrar la puerta y yo la mantengo abierta.

—Quiero hablar contigo.

—Te llamaré cuando esté libre.

—Sabrina, suelta la puerta por favor —nos interrumpe Teo.

—Por favor, no te metas, Teo —Ela le habla con autoridad.

—¿Podrías bajar del auto? —le pregunto con la mayor amabilidad del caso, Ela suspira y me mira.

—Te llamo en cuanto pueda —repite. Mi agarre a la puerta se hace más fuerte.

—Como quieras —cierro la puerta del auto con más fuerza de la que planeaba y me doy media vuelta para entrar a mi casa, no escucho el rugido del motor sino hasta que ya estoy adentro.

Le doy un golpe a la puerta en un ataque.

¿Te lo dijo?

Estaba hablando del estupro. Teresa había denunciado a alguien ya, es decir que Ela ya había estado en una relación con alguien mayor. ¿Cuál era su insistencia en meterse con personas mayores? Es posible que mi relación con Ela solo fuera un capricho adolescente para llamar la atención de su tía que está muy concentrada en su trabajo, no solo es posible, es muy probable.

Estoy cansada de seguir esperando su llamada y de darle vueltas al asunto. Lo único que necesito ahora es olvidar todo ¿Qué mejor manera de olvidar que una pequeña reunión planeada por tu mejor amiga? Antes de que pudiera reprocharle, gente desconocida empieza a llegar, parece como si fueran una fiesta móvil, traen su propia bebida y música. En otro momento me hubiese molestado por las personas que se están enrollando en mi sofá, pero soy honesta, y es una de mis menores preocupaciones, estoy bailando con Martina que no me ha dejado sentar en toda la noche y quien además maneja mi celular esta noche, porque no queremos que el alcohol haga efecto y yo le termine escribiendo estupideces a Ela.

—Mira quienes llegaron —me grita Martina por sobre la música, me señala con la cabeza hacia la entrada y veo a Ulises junto a Lindsay.

—¿Por qué ha venido ella? —le reclamo, Martina se encoge de hombros.

—Te he leído los labios —dice Lindsay en cuanto llega a nosotras, Ulises y Martina se saludan con un largo beso y yo me voy hacia el otro lado— ¿Tanto te alegra verme? —me dice Lindsay siguiéndome.

—¿No tienes turno en el hospital? —le pregunto yendo a la cocina donde dos desconocidos estaban besuqueando en el mesón, hoy todo el mundo parecía estar pasando un buen momento.

Grítalo en silencioWhere stories live. Discover now