Capítulo 8. Egoísta

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El timbre suena de nuevo y me levanto asustada, el tarro de helado con el que dormía se resbala de mis manos. Ayer pasé toda la noche como lo hago siempre que las cosas salen mal. Viendo televisión y comiendo helado.

Me levanto sin ganas y me asomo por la mirilla de la puerta, es Scarlett. Le abro la puerta y vuelvo al sofá.

—Ya me enteré de lo que pasó —la puerta se cierra— Lo siento tanto, Sabri.

—No sé de qué hablas —murmuro cerrando los ojos, quiero volver a dormir y olvidarme de todo.

—De lo tuyo con Ela.

—Shhh —digo— No digas su nombre.

—Disculpa —oigo ruidos a mi lado, supongo que está recogiendo el tarro de helado que me comí ayer— ¿Vas a bañarte? Teresa dijo que podías volver al trabajo y que yo iba a ser tu asistente.

—Voy a renunciar.

—No vas a renunciar —dice Scarlett.

—¿Quién es Teresa?

—La tía de...

—Shhh —la corto de nuevo.

—No iré.

—Tienes que venir.

—Tú ni siquiera sabes cocinar y no quiero verla.

—Sabrina.

—¿Qué?

—Mírame —pide. Le hago caso y veo sus ojos miel, está parada al lado del sofá— Teresa te odia y está buscando cualquier excusa para echarte, te escribió toda la mañana y no logró comunicarte así que vine a decírtelo. Te vas a dar una ducha, vas a venir conmigo y punto. No puedes dejar pasar esta oportunidad.

—Me siento mal —me quejo.

—Lo sé. Pero vas a superarlo algún día y cuando lo hagas te vas a arrepentir de haber dejado la oportunidad de tener una recomendación tan prestigiada.

—No creo poder superarlo —admito con miedo— No recuerdo haberme sentido tan mal.

Scarlett se agacha frente a mí y se inclina a abrazarme.

—Ya veremos cómo solucionarlo. Ve a bañarte.

—Está bien —susurro— Gracias.

Quedamos abrazadas por otro par de segundos. Creo que Scarlett necesitaba ese abrazo tanto como yo, después de lo que pasó esa noche.

Scarlett y yo salimos, Teo estaba esperado afuera. Subimos a la camioneta y Teo intenta entablar una conversación conmigo durante todo el camino, Scarlett le sigue la conversación y él sigue intentando meterme en su conversación.

Llegamos a la mansión. Mis ojos se posan por error en el ventanal de la habitación de Ela. Ela está asomada, su vista sigue a la camioneta. Una silueta rodea su cintura. Antonio.

Cierro los ojos intentando olvidar lo que vi. Fue una terrible decisión haber venido. El auto se detiene y no quiero salir.

Teo baja del auto.

—¿Ela está mirando hacia acá? —le pregunto a Scarlett, ella frunce el ceño y se asoma por mi ventana.

—Sí —responde y me mira como pidiendo perdón.

Mi puerta se abre y en un reflejo volteo a ver a Teo que me extiende su mano, quien abrió la puerta. ¿Por qué mierda tiene que ser tan amable?

—Yo primero.

Scarlett pasa por encima de mí y se baja. Le da un empujón a Teo y se voltea para ofrecerme su mano. La miro confundida.

—Oye —se queja Teo

Grítalo en silencioWhere stories live. Discover now